La caracterización de la mujer peruana, y de la madre en particular, es muy importante para entender los desafíos que enfrenta a lo largo de su etapa reproductiva y cómo estos pueden ser afrontados desde una perspectiva de soporte familiar y comunitario a la maternidad y al cuidado del infante.
A partir de los 14 años, 65 de cada 100 mujeres están trabajando o buscando activamente trabajo y laborarán más de 75 horas a la semana, sin contar el cuidado nocturno del niño pequeño. A todas luces, una excesiva demanda física y emocional para las que son madres, que no son pocas y no están del todo saludables.
A lo largo de su vida, 7 de cada 10 peruanas serán madres. En ellas se reportan tasas de anemia que van del 20% al 40%, con mayor afectación de las gestantes adolescentes. Así, la fisiología femenina y la sobrecarga de trabajo constituyen factores que incrementan el riesgo de sus hijos de padecer anemia.
La sobrecarga de trabajo, al ser reconocida como una condición que limita el despliegue de factores protectores del infante –lactancia materna, alimentación nutritiva, suplementación con hierro y vitaminas, inmunizaciones e higiene de manos–, debe movilizar un mayor apoyo social.
Apoyo, como sinónimo de tiempo dedicado a la madre para educarla en salud, tiempo para aliviar la carga de trabajo doméstico, tiempo para ayudarla en la tarea de preparar los alimentos y conseguir que el bebe los ingiera con calma.
Que la solidaridad tan propia de nuestra sociedad peruana se siga expresando en tiempo dedicado para potenciar los demás esfuerzos en la lucha contra la anemia. ¡El tiempo puede cambiar la historia!