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Av. Larco: una calle con tradición [FOTOS] - 1
Diana Mery Quiroz Galvan

Convertida en una de las calles más transitadas de Lima, la historia de la avenida Larco se remonta a los primeros trazos urbanos hechos en Miraflores, a mediados del siglo XIX. Junto a Porta, fue una de las primeras vías del distrito y debe su nombre al inmigrante italiano José Alberto Larco, alcalde miraflorino entre 1891 y 1893.

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Posteriormente, tras la creación de la avenida Leguía (hoy avenida Arequipa) Larco fue concebida como una zona comercial. Pero es desde los años cincuenta que se inicia su apogeo como centro de reunión de las clases media y alta, tal como mencionan en sus obras los renombrados escritores Mario Vargas Llosa y Alfredo Bryce Echenique.

ENCANTO URBANO
Actualmente, las trece cuadras de Larco –avenida inmortalizada primero por la canción rockera de Frágil y ahora con el estreno de la película homónima– acogen una variada oferta comercial, gastronómica y cultural.

Los amantes del buen comer pueden hallar en la primera de sus cuadras a La Tiendecita Blanca, café-restaurante inaugurado alrededor de los años veinte por el ciudadano suizo Alberto Bachmann, quien trajo a Lima el pan de molde y los clásicos huevitos de Pascua. Otra alternativa surge en la cuadra seis donde se ubica la famosa churrería Manolo, con casi 50 años de vida.

En el ámbito artístico y cultural destaca, en la cuadra 3, la elegante casona García Alvarado, construida en 1912 y que desde hace un par de años abre sus puertas al turismo para dar a conocer su historia y ofrecer la variedad culinaria del Perú.
En la siguiente cuadra se erige la sala Luis Miró Quesada Garland, galería que desde hace más de 30 años difunde el trabajo de artistas peruanos. Otro lugar de visita obligada es el Centro Cultural Ricardo Palma, con exposiciones, funciones de teatro, sala de cine y la biblioteca municipal.

Si hablamos de la avenida Larco, es imposible dejar de mencionar al Palacio Municipal; al parque Kennedy, uno de los más conocidos de Lima y que ofrece diversas actividades al aire libre; y al centro comercial Larcomar, punto fijo de entretenimiento para chicos y grandes. Un punto y aparte merece el cruce con la calle Tarata, donde estalló el fatídico carro-bomba en julio de 1992. Desde la Av. Larco se puede apreciar el monumento levantado en recuerdo de las 25 víctimas mortales.

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