carminho 1
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Milenka Duarte

Hoy es la manifestación musical más importante de Portugal, pero el fado es una forma de arte que inicialmente se circunscribió a los sectores más pobres de la sociedad portuguesa, hace más de 200 años. Declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el 2011, su difusión en la actualidad pasa también por artistas de primer orden como Carminho (Lisboa, 1984), quien se presentó el último jueves en el Perú como parte del Festival Fado Lima, realizado durante dos días en el Gran Teatro Nacional.



"El fado nació como una forma de supervivencia para las personas, ante la necesidad de compartir a la comunidad sus dolores y sus historias poéticamente, sin demostrar del todo su fragilidad. Es un género muy profundo y melancólico. Para nosotros los fadistas es una necesidad cantar, porque cantamos nuestras vidas. El fado es un lenguaje que se aprende desde muy pequeño, es una tradición oral que se desarrolla de forma muy natural, es muy empírica", señaló Carminho a El Comercio, poco antes de subir al escenario.

La cantante asegura que su madre, la también fadista Teresa Siqueira, fue una gran influencia para iniciarse en esta profesión. "Yo empecé a cantar fado al mismo tiempo que empecé a hablar portugués. Cuando yo tenía 12 años, mi madre tuvo su casa de fado, ella tuvo gran impacto en mi amor por este lenguaje; sin embargo, también he crecido escuchando a fadistas como Fernando Mauricio, Amália Rodrigues, María Teresa de Noronha, quienes me han enseñado muchísimo", sostuvo.

carminho
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EL CONCIERTO
El espectáculo, de 90 minutos aproximadamente, contó con un repertorio de 22 canciones entre fados y folclor portugués, la cantante presentó en su mayoría temas de su quinto y último álbum, "María", considerado como su obra más personal. "Fue un proceso en el que me remonté a mis memorias. Quise plasmar lo que he aprendido con el fado y quería expresar lo que el fado significa para mí hoy en ", explicó.

Comenzó el show con la canción "Tecedeira", que brilló por su simpleza y por la melodiosa y potente voz de la artista. En la construcción del espectáculo fue clave la iluminación, que lo dotaba de una atmósfera íntima y acogedora. "María, es mi primer nombre y también es el nombre más tradicional en portugués. El más antiguo probablemente, y sigue siendo el nombre que más niñas reciben al nacer. Es tan tradicional como contemporáneo", decía una Carminho iluminada únicamente por un foco que emanaba luz roja.

Durante canciones más movidas como "Bia da mouraria", el público se animó a acompañar el fado con palmas, mientras la artista interactuaba y bromeaba antes de cada nuevo tema, mientras poco a poco iban cobrando más protagonismo la guitarra acústica, la guitarra portuguesa y la viola.

Uno de los momentos más alegres de la velada fue durante la canción "Bom dia amor", que habla sobre cantarle cada mañana a la persona que amamos. “¿Aquí hay alguien enamorado? Si están enamorados, miren a los ojos a sus esposos, parejas, madres, hermanos, amigos y díganles "buen día amor".

carmihno
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Con "Estrela", la artista confirmó sus dotes con la guitarra. "Esta es una canción muy especial, la hice pensando en todos aquellas personas que me acompañaron en mi camino y sobretodo me inspiré mucho en mi fe", señaló antes de que una bola de espejos creara en el auditorio un efecto de estrellas.

SORPRESA CON SABOR LOCAL
Antes de despedirse definitivamente, la cantante portuguesa se animó a interpreta el clásico "Fina estampa" de Chabuca Granda. "Algunos músicos tienen la misma matriz que los fadistas, debido a que cantan con sentimiento, como fue el caso de Chabuca, a quien siempre admiré. Este es un regalo para ustedes, para que entiendan que tengo respeto por su cultura y para que también puedan respetar la mía", señaló.

El espectáculo concluyó con la canción "Pena", un fado que le enseñó su mamá. "Esta palabra tiene dos significados: por un lado hace referencia a las plumas de los pájaros y por otro, a la tristeza como la conocemos. Yo canto para hacer volar mis penas. Y como dice mi papá: fadista no solo es el que canta, sino también el que escucha". Su interpretación a capella sirvió como cierre a la altura de un espectáculo en el que su voz no sufrió problema alguno. Confirmación del prestigioso que la antecedía.

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