Maritza Caycho

Hace 22 años, la Organización de las Naciones Unidas estableció el 18 de diciembre como el Día Internacional del para visibilizar los retos y desafios de esta población, especialmente, a las niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados, que salieron de su país de origen, dejando sueños e ilusiones de crecer junto a sus familiares, en la tierra que los vio nacer.

Esta coyuntura no ha sido ajena a nuestro país, que hoy alberga a más de 1,5 millones de ciudadanos y ciudadanas venezolanos, donde el 30% son niñas, niños y adolescentes que llegaron al Perú con sus padres, madres, algún familiar y otros de la mano de una persona conocida. A partir de entonces, entre las principales inquietudes y preocupaciones de chicas y chicos venezolanos, ha sido continuar o culminar con sus estudios.

La situación educativa de las y los migrantes venezolanos en el Perú, significa todo un reto como país. Y a través del Programa ‘+ liderado por Unicef en alianza con Unesco, RET Américas y World Vision, y junto a socios en territorio como Save the Children, Alternativa y HIAS Perú, se puso en marcha una estrategia para promover la educación inclusiva en igualdad de oportunidades para niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados y de las comunidades de acogida en el país.

El trabajo con 191 escuelas de Lima Norte, Lima Sur y La Libertad ha logrado beneficiar a más de 100 mil estudiantes para que puedan tener acceso a una educación de calidad, relevante e inclusiva con igualdad de oportunidades para todos, en particular para los migrantes y refugiados. La puesta en marcha de estas acciones significó entre otras acciones el compromiso de las y los docentes, que promovieron el tema de integración dentro del aula para que las y los estudiantes peruanos y venezolanos conozcan que la aceptación, respeto y buen trato son formas de covivencia en el dia a día.

Desde ‘+Diversidad’, consideramos que la escuela constituye un entorno importante para promover la convivencia e inclusión social de las niñas, niños y adolescentes migrantes, así como de la comunidad de acogida, con el objetivo de que desde la escuela se aporte a una escuela que valore la diversidad y por tanto abone a una sociedad más democrática. La inclusión implica favorecer el acceso, la permanencia, aprendizajes de calidad y la participación de las y los estudiantes y en ese proceso se encaminan las escuelas, proceso que debe ser acompañado por políticas públicas integrales que fomenten la inclusión.

Y en este día internacional del migrante, hacemos un llamado desde ‘+Diversidad’ a la refelxión a las autoridades locales y nacionales para apuntar a fortalecer la convivencia escolar e impulsar la inclusión educativa como herramientas para fomentar una cultura de respeto, tolerancia e igualdad entre las niñas, niños y adolescentes, así como desde los adultos hacia la niñez y adolescencia migrante.

Maritza Caycho es miembro del Comité Directivo de Alternativa, Centro de Investigación Social y Educación Popular