Pa’ qué quieres saber eso, Nora Sugobono
Pa’ qué quieres saber eso, Nora Sugobono
Nora Sugobono

El primer del 2016 –en caso no lo sepa a estas alturas, apreciado lector, un meme viene a ser una imagen, video o cualquier otro formato que transmite un concepto, y se comparte principalmente en redes sociales– es también parte del título de esta columna. Una construcción irremediablemente viral, extraída de un humilde foro de preguntas de Yahoo cuyo origen gira en torno a una duda sobre Nietzsche y el nihilismo. De eso último no hablaremos aquí.

Como otras muestras de lenguaje digital, el meme en cuestión también encierra significados y mensajes que exponen, a través del humor, realidades tan ordinarias como complejas: uno puede ‘preguntarse’ desde los temas que van a entrar en un examen universitario, hasta el número de víctimas ocasionadas por la guerra contra el narcotráfico en el continente. La respuesta será la misma, según indica el juego de palabras: “Pa ke kieres saber eso jaja saludos”. Es ridículo, brillante, crudo y ridículo de nuevo; todo al mismo tiempo. Tanta es su popularidad, que la frase ha alimentado noticias alrededor del mundo hispano desde que se hiciera viral hace unas semanas. Habrá quienes consideren que su uso le resta importancia o respeto a asuntos más serios. Es válido. Lo fascinante en la esencia de los memes, sin embargo, está en que nada queda sin decirse, cuestionarse o compartirse cuando se cumplen dos reglas básicas: que se haga en tono de burla y que apele a referencias universales, especialmente de la cultura pop. Es imposible resistirse. Pero hay una delgada línea que divide lo ocurrente de lo cuestionable aquí. Racismo, clasismo, fanatismo religioso y machismo son componentes comunes. Las redes sociales están infestadas de todo esto. Aprender a filtrar los mensajes es una tarea obligatoria en este contexto; cuestionarnos por qué apretamos el botón de ‘compartir’ es incluso más significativo.

Una vez comprendido eso, no hay que temerles. Una cuota decente de sentido común es, más o menos, lo único que se necesita para entender y participar de estos nuevos lenguajes. Diferentes sondeos web sobre los memes más compartidos del año que se acaba de ir confirman que nos siguen interesando los mismos mensajes, sin importar el formato en el que vengan. Queremos continuar hablando de comida, de amor, de los dibujos animados que veíamos de niños y de temas cotidianos como el clima y el transporte público. Afortunadamente –independiente de géneros, nacionalidades, edades o credos, con memes o no de por medio– también buscamos saber más. ¿Pa’ qué queremos saber eso? Da igual el motivo: preguntamos sencillamente porque podemos. Lo más probable es que terminemos encontrando la respuesta. Solo esperemos que no se encuentre en un foro de Yahoo.

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