Saber a ciencia cierta por qué El Colorao de Chucuito se ha vuelto un huarique de culto es complejo. Puede ser por lo curioso de la carta, al ser platos creados por su dueño, Andrés Augusto Ángeles Bachet. Quizás sea la cercanía con la que él y su equipo (todos familia), atienden a los clientes y les presentan una experiencia única. Destacan también los sabores curiosos e intensos que presentan en cada plato. Sea lo que sea, este restaurante lleva más de 30 años conquistando al público chalaco y limeño. Hace un par de semanas inauguraron su nuevo local, que da paso a una etapa en su formato, por lo que Provecho hizo una visita para degustar algunas delicias.
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A los 45 años, Andrés decidió darle un giro drástico a su vida y cambiar el rumbo: decidió dedicarse a la cocina. Esa pasión que tenía desde niño, desde que se asomaba a la cocina a ver las delicias que preparaban en su casa. “Sentía que quería probar cosas nuevas, había hecho muchas cosas pero me faltaba algo y también hubo una situación que disparó todo: el fallecimiento de mi esposa, cuando mi hija mayor tenía cinco años”, comenta el cocinero.
“Mi esposa me decía que pusiera un restaurante, que cocinaba rico, pero yo pensaba que era para quedarme en casa. No entendí el mensaje, hasta después y ahí fue que decidí empezar con el restaurante que ya tiene 33 años”, afirma. Para él, la experiencia Colorao es la fórmula para que los clientes vuelvan y se queden encantados con su propuesta.
La cercanía con que él se aproxima a los clientes para presentarse, conversar, recomendar platos y ver qué tal va todo resulta refrescante y una propuesta bastante diferente a la de otros espacios. “Ahí está lo que nos hace especiales, aquí los trato a todos como si fueran mis amigos, es como a mí me hubiese gustado que me traten como comensal, así que eso ofrezco”, asegura.
Durante muchos años la operación del restaurante era el trabajo de Andrés, pero con los años poco a poco su familia fue ingresando al equipo de trabajo y todo se consolidó cuando se cambió definitivamente de local. “Me costó dejar ese espacio, estuvimos ahí muchísimos años, pero todo pasa por algo y afortunadamente ahora trabajo con mis hijos, mi yerno y quizás en un futuro mis nietos, es un restaurante familiar”, reconoce con una gran sonrisa el Colorao.
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¿Y la carta?
Otra curiosidad que presenta El Colorao de Chucuito es que no cuenta con una carta que se pueda consultar como comensal. “La carta soy yo, que me acerco a cada mesa y explico los platos que ofrecemos, todos creaciones mías”, explica Andrés.
Ha creado entre 16 a 20 platos que conforman la “carta” de este huarique. Encontramos así el muchame de atún, el sashimi de pulpo, el cebiche caliente de conchas, el 20 de agosto (medallones de pescado en salsa de caracoles agridulce), el chaufa de mariscos y el cebiche Sonvana.
Antes, una característica de sus platos era lo contundentes que eran, tranquilamente para compartir. Pero, según comenta, quizás se quedaban sin probar algún plato que les interesaba, por eso en este nuevo local las porciones son más pequeñas pero con la idea de compartir. “Dependiendo de la cantidad de personas, pueden disfrutar 3 o 5 piqueos y así tienen una experiencia más variada”, señala.
Las porciones son más medidas pero sin perder el característico toque del Colorao, que no teme usar sal y condimentos para crear sabores potentes. Siempre se come con cuchara, la forma ideal de conseguir ese bocado perfecto cada vez.
Sabores para recordar
El muchame de atún es un clásico en este huarique, por lo que Andrés no dudó en prepararlo. Consiste en carne de atún que ha sido salada y secada durante 15 días. “Originalmente se preparaba con carne de delfín, se prohibió y se dejó de preparar. Pero, como es un plato netamente chalaco, yo no quise que muera y empecé a buscar la fórmula y encontré el atún”, explica el cocinero sobre el origen de este plato.
Consiste en una generosa capa del pescado en aceite que se corona con trozos finos de tomate, palta y una chalaquita de cebolla y ají limo con el picante preciso. El vehículo para llevar esta combinación a la boca es una galleta de soda que cumple su función.
Una delicia poco consumida que el Colorao busca promover es la anchoveta. “Es un pescado nutritivo, muy presente y que bien servido es delicioso. Por eso aquí quise hacer el pan con anchoveta y poco a poco se ha vuelto un favorito entre los que vienen a comer aquí”, señala el dueño del restaurante.
Cerramos con el sashimi de pulpo, una opción deliciosa que coquetea con sabores orientales bastante completos y potentes. Son cortes finos de suave y bien cocido pulpo bañados con una salsa creada por Andrés, a base de kión, sillao, mostaza y otros toques especiales.
El Colorao de Chucuito se renueva de una forma interesante, fresca y sin faltarle a sus orígenes, donde la cercanía, conversación, disfrute y buena comida estaban en cada mesa. Una interesante visita al nuevo local y una propuesta que invita (aún más) a compartir.
El Colorao de Chucuito atiende en Av. Gamarra 281, Chucuito - Callao. Puede realizar reservas en el Instagram @elcoloraodechucuito.