La chalaca no es la única jugada que recupera el brillo del fútbol que se practicó en Lima y Callao a inicios del siglo XX y debe estar en todas las enciclopedias. En 1982, nada menos que en el Parque de los Príncipes de Michel Platini, Julio César Uribe enseñó tres cosas: 1) Que el futbolista peruano tenía una relación casi matrimonial con la pelota. 2) Que podía construir un equipo alrededor de la idea festiva de jugar bien al fútbol. 3) Que su tobillo era de goma. La ‘Cuchara’, gesto técnico que hace linda una mentira —el pie engaña para un lado y se lleva la pelota hacia el otro— fue marca registrada del Diamante, que hasta en eso fue único: no solo habrá que recordarlo por ser el primer peruano dos veces técnico de la selección, ni por ser el único futbolista del equipo del 81 en tener una tribuna con su nombre, o ser solo el primer entrenador en darle la 10 a su hijo en un equipo nacional.
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