Comer en alta mar puede ser una experiencia como ninguna otra. La brisa, el sonido de las olas, el pescado fresco: hay pocas cosas que se comparen con una vivencia como esa. Cocinar en alta mar, sin embargo, ya es otro tema. Existen algunos factores que modifican los procesos cotidianos y que solo pueden presentarse cuando se está, pues, dentro de un barco.
Eso lo saben muy bien quienes se encargan del menú a bordo. En tales circunstancias, pesar un producto, por ejemplo, puede convertirse en una tarea algo complicada. “El barco se mueve y no calibra la balanza”, explica el chef peruano James Berckemeyer. “Pero nada es realmente complicado cuando se tiene a un equipo profesional detrás”.
Berckemeyer se encargó de presentar la cena inaugural a bordo del MSC Magnífica –crucero de lujo de la línea italiana del mismo nombre– en su primera parada en un puerto peruano. Unas 200 personas –entre invitados y viajeros de distintas nacionalidades– disfrutaron de los platos que James sirvió junto a los cocineros Álvaro Raffo y Daniel Sologuren. Trucha con leche de tigre, carrillera de ternera estofada con chicha de jora y suspiro de lúcuma fueron la elección de la noche.
Y quizás un motivo para volver: Lima podría convertirse en un destino permanente del crucero (que suma 43 paradas en 23 países de cinco continentes) y que parte todos los años de Génova. ¿El costo por todo el recorrido? Unos 15 mil euros por persona. El turismo –sobre todo gastronómico– sigue siendo nuestra principal carta de presentación. //
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