Trece dirigentes que representan a más de 60 gremios de pesca artesanal viajaron hasta la ciudad de Lima desde distintas partes del litoral peruano con la misión de frenar la aprobación de dos proyectos de ley que, aseguran, ponen en riesgo el mar peruano y vulnera los derechos de los pescadores artesanales.
Las propuestas presentadas por los congresistas Lady Camones, de Alianza para el Progreso, y Darwin Espinoza, de Acción Popular, plantean modificar la Ley 31 749 que reconoce la pesca tradicional ancestral y tradicional artesanal e impulsa su preservación dentro de las cinco millas marinas, aprobada en abril y publicada en mayo de 2023.
En primer lugar, con las propuestas de ley se reclasificaría la actividad pesquera puesto que se pretende incluir en la categoría de pescadores artesanales a aquellos que realizan una actividad semi industrial o de menor escala.
En segundo lugar, se eliminaría la prohibición que tienen las embarcaciones que utilizan equipos mecanizados de ingresar dentro de las primeras tres millas para realizar la actividad pesquera.
Esto, aseguran quienes critican las propuestas de los congresistas Camones y Espinoza, pondría en riesgo la biodiversidad del océano, el sustrato marino, y la pesca artesanal y ancestral.
Las propuestas de cambios en la ley
Durante dos días, los dirigentes de pesca artesanal de Arequipa, Moquegua, Tacna y Tumbes que llegaron a Lima se reunieron con congresistas y representantes del Ministerio de la Producción (Produce) para explicar, en detalle, cuáles son los riesgos de aprobarse las propuestas legislativas de Camones y Espinoza.
“Estamos haciendo un trabajo de hormiga para exponer a los congresistas cuál es la diferencia entre un pescador artesanal y quien realiza la pesca de forma mecanizada”, dijo a Mongabay Latam Juan Moina, presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de Tacna.
Hasta antes de la aprobación de la ley 31 749, que fue aprobada en 2023, sólo se reconocían dos niveles de pesca en el Perú: la pesca industrial y la pesca artesanal. Sin embargo, tras la entrada en vigencia de la norma, se establecieron tres categorías: artesanal, de menor escala y de mayor escala.
Carmen Heck, directora de Políticas en la organización Oceana, señala que durante muchos años los pescadores artesanales demandaban que se haga la diferenciación de los tres niveles de pesca puesto que la de menor escala, si bien no es realizada por grandes barcos industriales, utiliza aparejos mecanizados que, según Moina, llegan hasta el sustrato marino y extraen todo lo que ingresa en sus redes sin diferenciar tamaños ni especies marinas. De hecho, expertos explican que si es que existiera el término “semindustrial” esa sería la mejor definición para estas embarcaciones que también son conocidas como “bolicheras”.
“Los boliches de cerco tienen plomo en sus aparejos para que llegue al suelo, al sustrato marino, y al momento de cerrar arrastran todo. Eso es destructivo. Son mecanizados, en una noche pueden hacer hasta 20 cargas de este tipo”, explica Moina. En cambio, los pescadores artesanales, asegura el dirigente de Tacna, realizan su labor de forma manual, con aparejos de pesca selectivos que no dañan el ecosistema marino.
“Para corvina utilizamos redes de ocho pulgadas, para otras especies de seis pulgadas, las bolicheras utilizan redes de media pulgada que atrapan peces de todos los tamaños, incluso los juveniles”, dice.
El reclamo de los pescadores artesanales para ser diferenciados de las bolicheras, fue atendido por el Ministerio de la Producción en el año 2021. Ese año, cuenta Heck, se creó un grupo de trabajo “para identificar las reformas necesarias para la reclasificación de la flota”. Dicho grupo “concluyó que, efectivamente, se tenían que diferenciar estas dos categorías”, y esa conclusión quedó establecida en la nueva ley aprobada en 2023 que, en opinión de Heck, constituye un avance importante para reconocer el trabajo de los pescadores artesanales.
Pero la nueva ley también reformó el ordenamiento de la pesca dentro de las primeras cinco millas marinas. La norma establece “las primeras cinco millas marinas adyacentes a la costa, como zona de protección de la flora y fauna” por lo que “las actividades extractivas de mayor escala no están permitidas al interior de esta zona reservada”. Aunque esa decisión solo confirma lo que ya estaba definido en la Ley General de Pesca, la nueva norma agregó un punto importante, comenta Heck. “Lo que se estableció fue que en las tres primeras millas, las más cercanas a la costa y más vulnerables por la poca profundidad del zócalo continental, solo se permite el trabajo de la flota artesanal y se prohíbe las embarcaciones mecanizadas”, dice la abogada.
Además, se indica que la determinación de las zonas de extracción diferenciadas para la actividad artesanal y para la actividad de menor escala, se debe a las características geográficas del litoral, de acuerdo con un informe técnico del Instituto del Mar del Perú (Imarpe).
Las propuestas presentadas por los grupos parlamentarios Alianza por el Progreso y Acción Popular pretenden ahora revertir estas decisiones. El proyecto presentado por Camones en representación de su grupo parlamentario propone modificar tres artículos de la ley de pesca artesanal y ancestral vigente.
La propuesta de Camones describe la pesca tradicional artesanal como una actividad pesquera “con preponderancia del trabajo manual y/o con avance tecnológico (equipos y/o mecanismos tecnológicos)” y agrega que “no utiliza grandes aparejos navales utilizados en la pesca comercial superiores a 30 braza de altura, ni dragas hidráulicas”. La iniciativa de Espinoza, de las filas de Acción Popular, también incluye el uso de “sistemas mecanizados” en la pesca artesanal.
Con la inclusión de términos como ‘mecanismos tecnológicos’ o ‘sistemas mecanizados’ para la pesca artesanal, estas propuestas contradicen lo establecido en la norma vigente que establece que “la pesca artesanal se realiza con predominio del trabajo manual” y con embarcaciones artesanales que “incluyen únicamente métodos no destructivos y selectivos no mecanizados para su ejecución”.
Los proyectos de ley de Camones y de Espinoza borran estas diferencias entre trabajo manual y mecanizado y coloca en la misma categoría lo que después de muchos años se había logrado diferenciar.
“Las embarcaciones de menor y mayor escala utilizan los mismos métodos de pesca, es decir, sistemas mecanizados para levantar sus redes”, precisa Heck, sistemas que no son selectivos y ocasionan impactos negativos en las primeras cinco millas, “un espacio muy importante porque ahí se reproducen especies”, aclara.
El impacto en el mar peruano
Moina habla en representación de todos los dirigentes que viajaron desde las diferentes regiones costeras de Perú hasta Lima. Cuenta, por ejemplo, que en Tumbes ingresan a las cinco millas las embarcaciones denominadas vikingas, considerablemente más grandes que las artesanales y que tienen una capacidad de carga de 40 a 50 toneladas. “Hemos escuchado las intervenciones de los compañeros de Tumbes y realmente es tierra de nadie. Hay piratería, amenazan, cobran cupos con arma en mano. Y no hay control ni vigilancia por parte de Produce ni de la Capitanía de Puerto. Están abandonados”, reclama el dirigente de los pescadores.
“Si no se respeta el borde costero de las tres millas, los barcos de menor escala van a seguir pescando en la zona restringida y van a cortar todos los ciclos reproductivos de todas las especies hidrobiológicas. ¿Hasta que se recuperen esos bancos naturales, cuántos años van a pasar?”, dice Moina, el presidente de la Federación de Pescadores Artesanales de Tacna.
Según explica el pescador, las tres primeras millas —donde está prohibida la pesca de menor escala y solo se permite la artesanal— es el espacio marino en el que ocurren “los grandes procesos reproductivos de las especies hidrológicas”. En otras palabras, dice Moina, es el primer eslabón de la cadena alimenticia del recurso hidrobiológico. “Los peces llegan al borde costero a desovar, porque en esa zona hay más oxígeno, más fitoplancton, más nutrientes. Y dejan ahí sus huevos y sus larvas para que se reproduzcan”.
Por eso, insiste, “hay una ley que protege las cinco millas”, y ya se está dando la facilidad a los barcos de menor escala para que pesquen a partir de las tres millas, agrega, cuando “en otros países se protegen hasta las 10 millas”.
Lo que cuenta Moina lo confirma un documento técnico elaborado por el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) en el año 2010 a solicitud de Produce, donde se explica que “las áreas marinas costeras o litorales, por lo general constituyen zonas de alta producción y diversidad biológica con características geográficas y bio oceanográficas variables, en donde muchas especies desarrollan sus primeros estadíos de vida”. El informe también precisa que estudios realizados por Imarpe han determinado que las áreas de crianza de peces se ubican en la franja costera hasta las 5 millas de distancia y a profundidades de hasta los 27 metros.
“Los ejemplares juveniles se localizaron principalmente en el área dentro de las cinco millas marinas. En diferentes evaluaciones realizadas sobre los recursos, se ha determinado que las artes de pesca de cerco y arrastre en las cinco millas causan un gran impacto sobre los recursos y su ambiente, pues son poco selectivas, capturan ejemplares pequeños (por debajo de sus tamaños mínimos de captura) y producen daños en el fondo marino, en el caso de maniobras de arrastre”, dice en el mismo documento.
Para Heck, los cambios que ahora se proponen en los proyectos de ley terminarán impactando la biodiversidad marina y, en consecuencia, a la actividad pesquera artesanal. “La norma (actual) tiene un sustento técnico científico. El Instituto del Mar del Perú (Imarpe) identificó, desde hace más de cinco años, que las redes de cerco de esta flota tienen un impacto ambiental serio que afecta la disponibilidad de recursos para la flota artesanal”.
De hecho, ya en el año 2017, en el Reglamento de ordenamiento pesquero del recurso anchoveta para consumo humano directo, explica Heck, se precisó que las embarcaciones pesqueras que utilizan aparejos mecanizados dedicadas a la pesca de anchoveta debían realizar sus labores fuera de las tres millas marinas. En ese sentido, la ley de 2023 “no es una regla nueva, buena parte de esta flota ya tenía este mandato de pescar fuera de las tres millas desde el 2017″. Pero además, la abogada precisa que cualquier otro recurso que se extraiga de manera mecanizada tiene el mismo impacto por lo que “todas las embarcaciones de cerco mecanizado deben pescar fuera de las tres millas”.
En su opinión, lo que impulsa a los dueños de las bolicheras o embarcaciones de menor escala a rechazar la reforma que se aprobó el año pasado es evitar que el Ministerio de la Producción pueda realizar el seguimiento satelital a esa flota. “Una flota que hasta ahora no ha sido bien fiscalizada y monitoreada va a tener un sistema de seguimiento para estar más controlada. Esto no le conviene a quienes se benefician con el desorden”.
En ese sentido, apunta principalmente a la flota de menor escala dedicada a la captura de anchoveta en Chimbote. “Quienes se han reunido con los congresistas que impulsan estas leyes son los mismos propietarios de las embarcaciones de anchoveta que desde el 2017 deberían estar pescando fuera de las tres millas”, acota Heck.
La demora en la aprobación del reglamento de la Ley 31 749 también se ha convertido en un problema para los pescadores artesanales. Cuando se aprobó la ley en abril de 2023, se daba un plazo no mayor de 60 días hábiles contados a partir de su publicación para que el Ministerio de la Producción elaborara el reglamento de esta norma. El encargo recién se cumplió en febrero de 2024, cuando Produce publicó el proyecto de Decreto Supremo que aprueba el Reglamento de la Ley N° 31 749 en su página web. Se trata de la prepublicación del reglamento destinado a recibir comentarios durante 15 días, plazo que ya venció. Hasta el momento no se ha concretado la aprobación final de dicho reglamento.
Los pescadores artesanales que estuvieron en Lima se reunieron con el nuevo ministro de la Producción, Sergio González, quien fue designado en el cargo el pasado 1 de abril y que entró en reemplazo de Ana María Choquehuanca. Moina señala que en esa reunión solicitaron al ministro que se concrete la aprobación del reglamento.
La Sociedad Nacional de Pesquería también se ha pronunciado en contra de la contrarreforma que se intenta llevar a cabo en el Congreso de la República. “Aprobar una norma en estas condiciones no resultaría apropiado para la predictibilidad y seguridad jurídica del ordenamiento pesquero en general”, dice en una carta enviada al congresista Jorge Morante, presidente de la Comisión de producción, micro y pequeña empresa y cooperativas, comisión en la que se debaten ambos proyectos de ley.
En la carta también se menciona que “algunas de las propuestas planteadas (…) carecen de justificación y sustento técnico e incluso generan preocupación pues resultan contrarias a la promoción y desarrollo de un sector pesquero moderno y formal”.
La ley 31 749 se aprobó por unanimidad en el Congreso de la República y fue producto de la acumulación de siete proyectos de ley de diferentes bancadas. Curiosamente quienes en ese momento votaron a favor de que se protejan las cinco millas del mar peruano y el trabajo de los pescadores artesanales, son quienes ahora proponen acabar con estas reformas.
Imagen principal: una embarcación artesanal en el mar peruano. Foto: Andre Baertschi.
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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