Hasta hace muy poco, solo se sabía que el océano genera oxígeno gracias a la fotosíntesis que realiza el fitoplancton, es decir las diminutas algas que habitan en el agua. Pero un reciente estudio de la Asociación Escocesa para las Ciencias Marinas (SAMS) determinó que en el fondo del mar también se produce oxígeno. El descubrimiento abre nuevas preguntas sobre lo que sucede en las zonas más profundas del océano y al mismo tiempo refuerza los cuestionamientos que vienen realizando científicos y expertos marinos sobre el interés de empresas y países para realizar minería submarina con la intención de explotar elementos como el cobalto, manganeso, níquel y cobre, entre otros, que se encuentra en estas profundidades oceánicas.
Este hallazgo salió a la luz mientras se realizaron las reuniones del Consejo y la Asamblea de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA por sus siglas en inglés) que tuvo lugar en Kingston, Jamaica del 15 al 28 de julio del 2024. Uno de los temas que se debía tratar en la cita era la regulación de la minería submarina.
Algunas actividades de exploración minera submarina ya se han realizado en el Océano Pacífico. La empresa canadiense The Metals Company (TMC), patrocinada por el país insular de Nauru, ha ejecutado labores de exploración en la zona de Clarion-Clipperton, un sector de aguas internacionales situado en el Océano Pacífico, frente a las costas de México y Hawai. Ahora espera conseguir el primer permiso de explotación submarina.
Mientras tanto, científicos e investigadores se oponen a que se permita explotar y algunos también a la exploración en las profundidades del mar debido, principalmente, a lo poco que se conoce de la zona más profunda del océano y de los impactos que la actividad minera pueda ocasionar en estos ecosistemas.
El principal argumento de las empresas mineras para la explotación del fondo marino es que los minerales que se encuentran allí —cobalto, manganeso, níquel, litio, entre otros— son necesarios para la transición energética, pues se utilizan para la fabricación de baterías.
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Oxígeno en el fondo del mar
“Es un descubrimiento increíble. Es la primera vez que se ha registrado la producción de oxígeno que no proviene de la fotosíntesis de las plantas, sino que está ocurriendo en el fondo marino”, comenta Daniel Cáceres, representante para Latinoamérica de Sustainable Ocean Alliance, sobre el descubrimiento científico que acaba de salir a la luz.
En el artículo científico Evidencia de producción de oxígeno oscuro en el fondo marino abisal, publicado en la revista científica Nature Geoscience el pasado 22 de julio de 2024, se explica que el oxígeno producido en el fondo marino proviene de estructuras parecidas a pequeñas rocas que se han formado durante millones de años, llamadas nódulos polimetálicos, y no de la fotosíntesis de las plantas, es decir que en esa producción de oxígeno no interviene la luz solar.
“Una de las razones por las que quieren extraer estos nódulos del fondo marino es porque tienen todos los elementos que se necesitan para fabricar las baterías de los nuevos teléfonos móviles, ordenadores y coches eléctricos y proporcionar las materias primas para fabricar paneles solares”, dice Andrew Sweetman, líder del grupo de investigación de Ecología y Biogeoquímica de la SAMS y autor principal de la investigación.
Sweetman agrega que estos nódulos “son ricos en manganeso, hierro, cobalto, cobre, litio”, minerales que se utilizan para fabricar distintos tipos de baterías.
El investigador también explica que para llegar a este descubrimiento se realizaron múltiples pruebas, en diferentes momentos y en distintos lugares, durante aproximadamente diez años. “Hicimos los mismos experimentos en el laboratorio y en el fondo del mar y probamos que se produce el oxígeno en la oscuridad. Tenemos múltiples fuentes de evidencia que muestran que algo muy emocionante está sucediendo en el fondo del mar”.
Son tres los tipos de minería submarina y se diferencian por los minerales que se busca explotar. Por un lado están los sulfuros de fuentes hidrotermales que son pequeñas estructuras con depósitos de minerales ricos en oro, níquel, cobre y otros metales.
Un segundo tipo son las costras de ferromanganeso, ricas en cobalto además otros metales y tierras raras, que se acumulan en los montes submarinos. El tercer tipo son los nódulos polimetálicos o nódulos de manganeso que se encuentran en las llanuras abisales, es decir, en la zona plana del fondo marino.
Maximiliano Bello, experto en política pública oceánica en Mission Blue, aporta información sobre la presencia de estos nódulos polimetálicos en el fondo marino, el interés de extraerlos y la información que apenas se está descubriendo sobre estas formaciones.
Bello cita específicamente la zona de Clarion-Clipperton, un sector de aguas internacionales —que no pertenece a ningún país— situado en el Océano Pacífico, frente a las costas de México y Hawai, y que ha atraído el interés de empresas mineras.
Si bien los nódulos polimetálicos almacenados en el fondo marino contienen diversos metales como cobre, níquel, cobalto, los que contienen manganeso son los que han despertado el interés en Clarion-Clipperton, asegura Bello.
“Los nódulos de manganeso parecen rocas pero son, de hecho, formaciones que están creadas por colonias bacterianas alrededor de pequeños ‘artefactos’ orgánicos, por ejemplo, el hueso del oído de una ballena, o el diente de un tiburón, que por miles de años, incluso, millones de años, han generado estos materiales alrededor de esas partículas orgánicas”, señala el experto.
El especialista de Mission Blue indica que “este tipo de comunidades bacterianas son extremadamente importantes” y que, probablemente, han permitido que “la vida nazca en el planeta”.Son estas mismas colonias las que generan el denominado oxígeno oscuro reportado en el artículo científico.
“Lo que se va buscar en esa zona son estos nódulos de manganeso que, supuestamente, serían capaces de alimentar la transición ecológica de la energía”, señala Bello en relación al uso que tienen estos minerales considerados clave para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos, turbinas eólicas, computadores y teléfonos móviles y otras tecnologías. “Las baterías son importantes, pero no hay nada más importante que el oxígeno”, agrega Bello.
Para Sweetman el hallazgo del oxígeno oscuro “es una especie de llamado de atención” que obliga a reunir mayor información sobre el fondo marino y el medio ambiente que se intenta perturbar.
“En cada expedición encontramos decenas o cientos de especies nuevas. Hay miles de especies viviendo en las profundidades del océano que todavía no hemos descubierto”, asegura Sweetman.
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¿Es posible la minería submarina?
La exploración marina solo se puede realizar en áreas dentro de la zona económica exclusiva, es decir en aguas nacionales si el país lo permite. La situación es diferente en aguas internacionales, que están bajo la regulación de las Naciones Unidas. En este caso, la empresa que se interese en realizar exploraciones debe contar con el aval de un país y presentar su plan a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos para solicitar la autorización, sin embargo, como esta actividad aún no está regulada por la ISA, por el momento no se puede autorizar esta actividad.
Eso es lo que ha sucedido con The Metals Company (TMC), la empresa canadiense que está presionando para que se le otorgue el permiso de explotación y pueda extraer los nódulos polimetálicos o nódulos de manganeso que se encuentran en el mar profundo de la zona de Clarion-Clipperton.
Durante la última reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos se sumaron cinco países a la lista de los que abogan por una interrupción preventiva, moratoria o prohibición de la actividad minera en los océanos. Hasta el momento son 32 las naciones —de las 168 que forman parte de la ISA— que apuestan por alguna de estas alternativas para evitar que se concrete la minería submarina: nueve apuestan por una moratoria y el resto solicita una pausa cautelar hasta que se conozca los impactos que ocasiona esta actividad en los ecosistemas marinos. Solo Francia está a favor de una prohibición definitiva.
“No se avanzó con los permisos para la minería submarina en esta reunión. Eso nos da un respiro para seguir llamando a más países para que se sumen a la moratoria y que usen el principio precautorio porque en realidad no hay suficiente información para avanzar en el tema”, señala Bello.
Por ahora, la propuesta de un grupo de países, liderada por Chile, de establecer una política general de conservación del océano está detenida, pues no se llegó a un acuerdo en la última reunión.
“Se ha propuesto crear un grupo donde se pueda discutir una política general para protección del medio marino. El debate se planteó el año pasado, pero China se opuso y no entró en agenda. Este año sí estuvo en agenda, pero lamentablemente no hubo consenso. Ahora se ha postergado para el próximo año”, comenta Daniel Cáceres, representante para Latinoamérica de Sustainable Ocean Alliance.
El peligro de que se inicien actividades de explotación minera sigue abierto mientras no se defina una política internacional.
Sucede que el Tratado sobre el Derecho del Mar establece que se debe concluir el código minero en un período de dos años luego de la solicitud de explotación minera. Ese plazo venció en julio de 2023 por lo que la ISA tendría que admitir las solicitudes de explotación minera conforme a la normativa vigente en estos momentos.
Cáceres señala que la empresa canadiense TMC ha anunciado que solicitará a finales del año la autorización para iniciar la explotación minera en el fondo del mar. El experto también menciona que actualmente existen 31 contratos de exploración minera en el fondo del mar de aguas internacionales.
La abogada Bobbi Jo Dobush, especializada en políticas y conservación del océano, cuestiona el interés por la minería submarina no solamente desde un punto de vista ambiental, sino también económico.
“¿Por qué vamos a destruir algo que además de ser increíble provee servicios ecosistémicos que pueden ser valorizados. El fondo marino nos presta servicios que son invaluables. ¿Si alguien destruye el ciclo de carbono, quién paga? ¿Si se destruye el oxígeno oscuro —que se acaba de descubrir en el fondo marino—, quién paga? ¿Si alguien destruye la base del ciclo alimenticio para los peces, quién paga?”, cuestiona Dobush.
Por otra parte, la abogada especializada en conservación del océano sostiene que aún está en debate si necesitamos de los minerales que se encuentran en estos nódulos que descansan en el fondo del mar.
“La industria decía que se iban a necesitar estos minerales para una transición energética verde y reducir el uso del petróleo, pero ahora, ni las baterías de los vehículos eléctricos ni las que se usan para el almacenamiento de energía están utilizando estos minerales”, señala Dobush. “Hay mucho más que perder que lo tenemos para ganar”.
Además, Dobush señala que la cantidad de mineral que se extraería del fondo marino no justifica la inversión para extraer estos minerales. “Se trata de una industria especulativa”, sostiene.
Imagen principal: Parque marino Nazca Desventuradas. Foto: Eduardo Sorensen-Oceana
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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