En el 2009, mientras realizaban estudios sobre el ocelote (Leopardus pardalis) para sus tesis de doctorado, Arturo Caso y Sasha Carvajal-Villarreal tuvieron que salir de Tamaulipas. La situación de violencia que se instaló en esta región del noreste de México obligó a los investigadores a terminar su trabajo de campo antes de lo previsto.
En ese momento, Caso y Carvajal-Villarreal llevaban alrededor de un año obteniendo información sobre el ocelote en vida silvestre, a través de cámaras trampa y collares de radiotelemetría, para hacer una evaluación de la densidad poblacional de este felino. Su investigación formaba parte de un estudio organizado por el Caesar Kleberg Wildlife Research Institute, de la Texas A&M University-Kingsville, en Texas, Estados Unidos, donde ambos realizaban un posgrado.
“La idea en ese entonces era traslocar ocelotes machos subadultos de Tamaulipas a Texas, para aliviar la baja variabilidad genética de los ocelotes en Texas”, cuenta ahora Caso, más de una década después de su trabajo de campo en Tamaulipas, donde no ha regresado por el riesgo que significa para los científicos internarse en los bosques de esta región debido a la presencia de grupos armados.
El proyecto del traslocación de los ocelotes de Tamaulipas a Texas se detuvo —cuenta Caso, actual presidente de la organización Predator Conservation AC— sin embargo, con la información recopilada a través de las cámaras trampa se realizó en la investigación académica Densidad y uso del hábitat del ocelote en el matorral espinoso tamaulipeco y bosques caducifolios tropicales en el noreste de México, publicada en la revista científica Journal of Mammalogy, en diciembre de 2021.
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Los ocelotes en Tamaulipas
La población de ocelotes en Texas, Estados Unidos, es muy pequeña —explica Caso— y no tiene conexión con la población de México porque en ambos lados de la frontera no hay suficiente hábitat para el felino. “La población que está en el sur de Texas está totalmente aislada y los estudios que hicimos indicaban que la variabilidad genética de estos ocelotes era muy baja”.
Esa fue la razón que llevó a los científicos de la A&M University-Kingsville a realizar la investigación en los bosques de Tamaulipas. “Las autoridades mexicanas pidieron que se hiciera un estudio poblacional en la región de origen de donde saldrían los ocelotes machos para saber cómo se encontraba esta población y asegurarse de que no afectaría la extracción de estos machos jóvenes. Pero con lo que sucedía en Tamaulipas se suspendió el programa en campo”, recuerda Caso.
En México y Estados Unidos los ocelotes están en peligro de extinción. Es una especie que habita desde el sur de Estados Unidos, específicamente en Texas, hasta Argentina. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la especie está categorizada como en Menor Preocupación, sin embargo esta misma institución indica que su población está en declive y que sus principales amenazas son la pérdida y fragmentación de su hábitat, la matanza en represalia por la depredación de aves de corral y su comercio ilegal para tenerla como mascota o para el uso de su piel.
La información recogida con las cámaras trampa durante un año fue suficiente para terminar el estudio sobre el estado de la población de ocelotes en esa parte del país. Los resultados indican que existe “una población potencialmente robusta de ocelotes en el extremo norte de la Sierra Tamaulipas, importante para los esfuerzos regionales y binacionales de conservación de esta especie”, se explica en el artículo científico y también se concluye que “la densidad reportada en esta zona figura entre las mayores densidades de ocelotes documentadas en México”.
El área de estudio se concentró en los ranchos Caracol y Camotal, en la Sierra de Tamaulipas, en la zona central de este estado, territorio que actualmente forma parte del Área Natural Protegida Sierra de Tamaulipas. “El estado de Tamaulipas es bastante biodiverso, un área de estudio súper importante desde el punto de vista ecológico por las especies que ahí se encuentran”, dice Sasha Carvajal-Villarreal, directora de Predator Conservation AC y coautora de la investigación académica.
En esta zona —comenta Carvajal-Villareal— se encuentran los seis felinos silvestres que hay en México: el jaguar (Panthera onca), el ocelote (Leopardus pardalis), el margay o tigrillo (Leopardus wiedii), el jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi), el puma (Puma concolor) y el gato montés (Lynx rufus).
“Hicimos unos mapeos previos que nos confirmaron que se trataba de un área importante para los ocelotes desde el punto de vista poblacional”, menciona Carvajal-Villareal. Ella y Caso habían realizado investigaciones anteriores en la misma zona y conocían muy bien los bosques de Tamaulipas. “La densidad de ocelotes en este lugar, comparada con otros sitios es alta y la población de ocelotes se encuentra bastante bien. Lo que encontramos fue alrededor de 23 individuos por cada 100 kilómetros cuadrados”.
El estudio del 2009 realizado en Tamaulipas también permitió evaluar la densidad de jaguares en la misma zona. Y según los resultados, la densidad de los jaguares era de dos individuos por cada 100 kilómetros cuadrados. “Observamos también el tipo de actividad que tienen los seis felinos. Por ejemplo, vimos que el jaguar y el ocelote son especies meramente nocturnas y que el jaguarundi es una especie diurna”, señala Carvajal-Villareal y agrega que los resultados obtenidos de esta investigación permite asegurar que sí es posible trasladar ocelotes de esta zona a Texas sin afectar la población que habita en Tamaulipas.
Arturo Caso, quien también es coautor del estudio, menciona que el aumento de la violencia en Tamaulipas obligó a los propietarios de muchos ranchos ubicados en la zona a abandonar el lugar. Esto ocasionó que en los años siguientes se redujera el desmonte, así como la caza furtiva. “La vegetación natural volvió a crecer y especies como el ocelote y el jaguar están apareciendo en lugares donde antes no se veían”, comenta Caso. Sin embargo —agrega el científico— es complicado ingresar a estos bosques para hacer investigación debido a la inseguridad.
Caso considera que la recuperación de los bosques ha permitido que las poblaciones de ocelotes, así como la de jaguares y otros felinos, se conserven bastante bien. “La condición de los bosques en Tamaulipas son mejores, pero en Texas, donde también he realizado investigaciones, solo hay porciones de bosque natural muy pequeñas”.
Actualmente, Caso está participando en un proyecto para colectar semen de ocelotes en cautiverio en México y enviarlo congelado a Texas, con el fin de inseminar a las hembras que habitan al otro lado de la frontera con México.
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Las sorpresas de las cámaras trampa
Fueron alrededor de 60 cámaras trampa las que se colocaron en los dos ranchos donde se realizó la investigación —recuerda Carvajal-Villareal— y cada cámara registraba hasta mil imágenes. La científica explica que se colocaron entre una y tres cámaras en cada estación de monitoreo. “Colocamos alrededor de 30 cámaras en la cuadrícula que correspondía al estudio, pero además teníamos otras estaciones con más cámaras, entonces deben haber sido por lo menos 60 equipos. En algunas cámaras llegamos a registrar hasta dos mil fotos. En el caso de los jaguares llegamos a tener unas 200 fotos y para los ocelotes registramos entre 500 y 600 imágenes”, recuerda Carvajal-Villareal.
“Obtuvimos imágenes como, por ejemplo, un ocelote llevando a su cría, y otro con un pescado en el hocico. Son registros que no se ven fácilmente y que nos muestran sus actividades. Con las cámaras se puede obtener esa información”, comenta Carvajal-Villareal, quien además de investigar sobre esta especie también ha estudiado a los otros cinco felinos que habitan en México, así como al oso negro (Ursus americanus).
La científica también cuenta que algunas de las imágenes recogidas por las cámaras trampa les permitieron determinar parámetros ecológicos sobre la interacción entre estas especies. Por ejemplo —menciona Carvajal-Villareal— en algunas estaciones observamos que pasaban los ocelotes y al poco tiempo aparecía un jaguar. Eso era importante pues veíamos si se daba con pocas o muchas horas de diferencia”.
Carvajal-Villareal explica que los datos de radio-telemetría ofrecen mayor información sobre las actividades de los felinos, por ello, como parte de esta investigación para su tesis doctoral también se instalaron radio-collares en 11 ocelotes. La salida abrupta no les permitió recolectar suficiente información con este método, pero lograron obtener datos importantes como la cantidad de área que necesita cada animal en esta región.
La información tanto de las cámaras trampa como de la radio-telemetría fue compartida con las autoridades mexicanas y los organismos de conservación —comenta la experta— información que se sumó a otros estudios que se hicieron en esta zona para que fuera declarada Área Natural Protegida Sierra de Tamaulipas en 2016.
Los bosques donde se realizaron los estudios del ocelote corresponden a un hábitat ripario, al matorral espinoso tamaulipeco, un ecosistema peculiar de esta región y a bosque caducifolio tropical.
Jason Lombardi, científico del Caesar Kleberg Wildlife Research Institute, de la Texas A&M University-Kingsville y coautor de la publicación académica, explica que se analizaron individualmente cada una de las imágenes de los ocelotes registrados a través de las cámaras trampa. Luego, a través de imágenes satelitales para el año 2009, se ubicó el hábitat donde se hizo la investigación de tal manera que fue posible determinar la densidad de los ocelotes en el área de estudio, incluso, determinar la cantidad de machos y hembras.
Lombardi explica que es importante entender la densidad de la población de ocelotes en el 2009, los tipos de hábitats que ocupaban esos felinos en aquella época, así como la situación de los felinos en esa parte de México que es considerada un lugar desde donde se podrían traslocar animales para Texas.
“Ahora sabemos que la densidad de la población de ocelotes en Tamaulipas se encontraba entre las más altas registradas en México cuando se hizo el estudio. Por eso, a pesar de que la investigación se realizó en 2009, el hecho de que la cordillera de la Sierra de Tamaulipas sea una zona montañosa que se convirtió en área protegida, le ha permitido mantener este lugar en buen estado. Las poblaciones de ocelotes de Tamaulipas podrían usarse para aumentar las poblaciones en otros lugares”, señala Lombardi.
Lombardi explica que es importante entender la densidad de la población de ocelotes en el 2009, los tipos de hábitats que ocupaban esos felinos en aquella época, así como la situación de los felinos en esa parte de México que es considerada un lugar desde donde se podrían traslocar animales para Texas.
“Ahora sabemos que la densidad de la población de ocelotes en Tamaulipas se encontraba entre las más altas registradas en México cuando se hizo el estudio. Por eso, a pesar de que la investigación se realizó en 2009, el hecho de que la cordillera de la Sierra de Tamaulipas sea una zona montañosa que se convirtió en área protegida, le ha permitido mantener este lugar en buen estado. Las poblaciones de ocelotes de Tamaulipas podrían usarse para aumentar las poblaciones en otros lugares”, señala Lombardi.
La investigadora Carvajal-Villarreal agrega que los bosques de Tamaulipas son muy importantes para la biodiversidad, tanto para felinos como para otras especies de fauna y de flora silvestres. Por eso cree que Tamaulipas debe ser considerada como un área prioritaria, al igual que Baja California, Yucatán o Campeche. “Pienso que la información que se ha obtenido en esta investigación debe servir para que las autoridades volteen hacia este estado”.
Imagen principal: Ocelote en el bosque de Tamaulipas. Foto: Predator Conservation / CKWRI.
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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