Mireya Peredo

Cuando hablamos de violencia, transgresión de y disparidad es inevitable pensar en las y sobre todo en el grupo más vulnerable: las . La violencia hacia nuestro género es generalizada y se extiende a diferentes ámbitos. La educación, la familia y la vida en sociedad llega a ser todo un reto para nosotras las mujeres adultas y representa uno muchísimo mayor para las pequeñas que aún se encuentran en pleno desarrollo y autoconocimiento. Desde la lucha constante por mantenerse seguras en distintos espacios hasta la verdadera batalla que representa para las niñas transitar por las calles o convivir en una sociedad que atropella sus derechos diariamente, profundizamos junto a sobre la situación actual de las niñas en el Perú y lo urgente que es tomar acción para que ellas puedan tener un desarrollo pleno y un futuro libre de violencia.

La violencia como principal amenaza

En el país, la población actual de niñas y adolescentes mujeres supera los 5 millones según información del INEI al 2021. Tan solo durante el primer semestre del 2022, el Perú registró más de 5,800 denuncias por violación sexual. De acuerdo al último reporte de los Centros de Emergencia Mujer (CEM) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el 95.5% de casos corresponden al sexo femenino y lo que genera alarma -además de indignación- es que el 68.3% de víctimas son menores de edad. En concreto, esto quiere decir que 7 de cada 10 denuncias corresponden a niñas y adolescentes, población a la que parece se hubiera decidido dar la espalda.

Tan solo pensar que el 50% de estas denuncias se presentan en contra de familiares o miembros del círculo familiar es completamente repudiable. La familia, que debería representar protección y refugio para las menores, cada vez se convierte en una amenaza para su integridad y bienestar.

Más allá de las cifras, estos alarmantes datos necesitan acción inmediata. Realmente es difícil -casi imposible- comprender como en pleno 2022, cuando se supone que estamos más interconectados que nunca, existe una evidente desatención a una problemática tan delicada como vulneración a diario de los derechos de las niñas por el hecho de haber nacido mujeres y vivir como tales en el Perú.

Otras problemáticas

Si hablamos de problemáticas actuales que afectan a las niñas y adolescentes, también valdría incluir al espacio virtual. De acuerdo a la representante de Aldeas Infantiles SOS Perú, cada vez es más frecuente el uso de mecanismos digitales que ponen en mayor riesgo a estos grupos de edad y las exponen a situaciones de trata de personas, mensajes de contenido sexual, entre otros.

El acceso a la educación también significa un tema de preocupación para la población infantil femenina. Según Minedu, se registra una tendencia a la deserción escolar del 1.3% a 3.5% en inicial y primaria. Esta tasa se mantiene en alza a causa de factores como la discriminación de género, motivos familiares y motivos económicos. Así es que en el Perú 14 niñas y niños dejan de estudiar cada hora de acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares 2021.

“El desarrollo pleno de una persona en todos sus niveles: cognitivo, social, afectivo y físico, solo es posible si se crece y convive en entornos seguros y protectores. Estos entornos son los que le brindan la seguridad afectiva indispensable para crecer de manera saludable”, indica Nancy Martínez, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS Perú. Para la especialista en la defensa de los derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, el desarrollo íntegro, que es un derecho humano universal, solo llega cuando la persona se siente segura.

Tomar acción

A futuro, no nos referimos exclusivamente al abuso sexual como la única manera en la que la población femenina se verá afectada. A medida que crezcan y se conviertan en ciudadanas adultas, sus derechos reproductivos, laborales, económicos y de participación política también tomarán protagonismo y es clave que como sociedad -en conjunto con el Estado- trabajemos ahora mismo para asegurarles un porvenir más llevadero.

La participación protagónica puede llegar a ser determinante. Este término hace referencia a tomar en cuenta la voz -e ideas- de las niñas, niños y adolescentes; y al mismo tiempo, rendirles cuentas de lo que se va logrando con sus propuestas.

Reconociendo que las principales víctimas de violencia sexual son niñas, adolescentes y mujeres, desde Aldeas Infantiles SOS Perú reafirmamos la promesa de seguir desarrollando acciones para promover entornos seguros y protectores a nivel nacional. Estamos convencidos que la información oportuna y las acciones preventivas con las familias, niñas, niños y adolescentes son las medidas más efectivas para luchar contra esta problemática”, indica Nancy Martínez.

Nuestra labor no solo se centra en acoger temporalmente a la niñez en situación de desprotección familiar, sino también en desarrollar acciones de fortalecimiento y prevención con las familias y comunidades. Desde talleres donde se les enseña a los menores cómo cuidar su cuerpo, comprender los cambios propios de la edad y a quién acudir en situaciones de riesgo hasta como distinguir las formas de abuso sexual, el respeto a la intimidad y el trato igualitario”, explica.

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