Siempre hablamos de la importancia de la actividad física o una buena alimentación, pero ¿qué hay del descanso? En un par de ocasiones, he escuchado que cumplir con nuestras ocho horas de sueño llega a tener mayor impacto en nuestra salud que cumplir con una rutina de ejercicio. Ahora, debemos entender que nuestro descanso depende mucho de la calidad de sueño que tengamos y allí toman protagonismo diferentes factores como nuestra rutina previa a acostarnos, nuestros sueños y pesadillas. Con motivo del Día Mundial del Sueño, conversamos con la neuropsicóloga Sivian Córdova para entender el porqué de nuestras pesadillas y cómo evitarlas.
“Dormir es una de las actividades más importantes para el mantenimiento de la salud. Cuando el descanso no es completo, la calidad de vida se ve mermada”, señala la especialista en relaciones entre el cerebro y la conducta.
De acuerdo al investigador, William Domhoff, de la Universidad de California Santa Cruz, los sentimientos de angustia son la sensación que dominan el 15% de los sueños. Para nuestra sorpresa, los sueños que producen emociones desagradables superan ampliamente a aquellos de características positivas. Otro dato a tomar en cuenta es que una pesadilla solo es considerada como tal cuando logra despertar a la persona que lo experimenta.
¿Por qué tenemos pesadillas?
Según Córdova, aproximadamente el 50% de la población tiene problemas de sueño, y una de las causas son las pesadillas. Estos episodios son sueños intensos y desagradables que suelen provocar sentimientos de miedo, ansiedad y estrés. Pueden ser ocasionadas por una variedad de factores, como el estrés, la ansiedad, el trauma, la depresión, la alimentación, el consumo de ciertos medicamentos y trastornos del sueño como el síndrome de apnea del sueño.
Es clave entender que las pesadillas son una respuesta normal del cuerpo y la mente ante situaciones estresantes o preocupantes, pero si se vuelven frecuentes o interrumpen el sueño, pueden llegar a afectar la calidad de vida y la salud mental.
“Durante las pesadillas, el cerebro pasa por diferentes fases, ya que cuando una persona duerme su actividad es más o menos intensa según los momentos. En el caso de las pesadillas, se originan en la fase denominada MOR (movimientos oculares rápidos) cuando el individuo está más relajado y es más fácil despertarlo”, explica.
En ese momento específico, la actividad de las neuronas se asemeja a cuando se está despierto, motivo por el cual es posible elaborar fantasías tan complicadas que pueden ser sentidas como parte de la realidad.
La ciencia indica que estos episodios se consideran un trastorno cuando se sufren pesadillas de forma diaria, incluso varias en una misma noche, pudiendo alterar totalmente la capacidad psicológica, e incluso la del sueño. Como consecuencia, podríamos estar frente a una situación de cansancio sostenido, ya que debido a la experiencia nocturna se producen múltiples despertares y, en ocasiones, la angustia podría dificultar conciliar el sueño.
- CLUB DE SUSCRIPTORES: Hasta 50% de dscto. en moda y belleza
¿Cómo evitar las pesadillas?
Para evitar estos momentos desagradables, es importante adoptar hábitos de sueño saludables. Dormir en un ambiente cómodo, oscuro y tranquilo, mantener un horario regular de sueño, evitar consumir alimentos y bebidas estimulantes antes de dormir, y reducir el estrés y la ansiedad antes de dormir serán acciones claves para disminuir la posibilidad de experimentar pesadillas. La práctica de técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, también pueden resultar de mucha ayuda.
También es importante abordar oportunamente cualquier problema emocional o psicológico subyacente que pueda estar contribuyendo a las pesadillas. Si estos episodios persistieran, llegando a afectar la calidad de vida, es recomendable buscar ayuda profesional en un psicólogo o especialista en trastornos del sueño para identificar las causas subyacentes y recibir tratamiento adecuado.
VIDEO RECOMENDADO
Contenido Sugerido
Contenido GEC