Lorena Salmón: "Ni un pelo de tontas"
Lorena Salmón: "Ni un pelo de tontas"
Redacción EC

La cosa siempre ha sido así. Es un misterio pero las mujeres siempre queremos el pelo que la genética no nos pudo dar. Las lacias añoramos los rulos libres y voluptuosos. Las rizosas gastan un presupuesto designado exclusivamente para plancharse el pelo (aunque esto suena vintage), hacerse el laceado japonés o ponerse keratina en toda la cabeza, práctica que sospecho, además, tóxica porque cada vez que voy a la peluquería y soy testigo de este procedimiento, estilista y cliente tienen que salir al aire libre para hacerlo.

Sé el caso de una amiga mía chuta que se hizo la permanente. Le quedó genial, por cierto. Caso único ya que lo común y corriente es la laceada del fin de semana para los eventos sociales. No importa la excusa, siempre una se termina laceando.

Cada vez que por alguna razón algún estilista y yo nos encontramos, cualquiera sea el evento al que deba ir, su propuesta de peinado siempre es lacearme la cabeza.

Es como un hábito tan común que esperan que responda que sí, pero generalmente yo quiero que me dejen el pelo tranquilo. Los cortes asimétricos como el mío, un mechón más largo que el resto, no permiten experimentar mucho con peinados muy sofisticados y, particularmente, no encuentro necesidad de sentir el pelo como un mango chupado, pegadito al cuero cabelludo.

Al investigar sobre el tema de los pelos lacios y rizados, me di con una gran sorpresa: la mayoría de la población caucásica no es lacia. De hecho, hay un jugoso 45% de la población que tiene cabello lacio versus un 40%, ondulado, un escaso 15% rizado a lo Solange Knowles. Cosa rara pensarán… como yo cuando me pregunté por que saqué el pelo del “Pecado de Oyuki” y no del clan Knowles.

La verdad, no existe una respuesta exacta que explique estos porcentajes, pero se ha determinado que los cambios en el gen trichohyalin ejercen un papel importante en las variaciones de las hebras capilares.  No obstante, no es el único gen responsable de las variaciones de nuestro pelo: de hecho, la variación de este y otros tantos genes, así como factores como el medio ambiente, influyeron en el look final de nuestra cabeza.

En mi caso, si hubiese podido elegir: me hubiese quedado con las ondas, solo para tener ese peinado que está de moda, el mismo que lleva Jennifer Lawrence; solo imaginen cualesquiera de sus últimas presentaciones promocionado la película «Los Juegos del Hambre». Ese estilo de peinado desprolijo, con ondas pero corto, por encima de los hombros. En inglés es el wavy bob. Si no les suena, piensen en la reina diosa de estilo: Beyoncé. Ella también lo puso de moda.

Si lo identifican y quieren probarlo, solo necesitan un rizador… ¿cuál? Investigué al respecto y encontré que el modelo BaByliss C1000 Curl Secret fue el más vendido el año pasado, palabra de Amazon. Así que para todas las lacias que queremos ir en contra de la corriente y lucir ondas así de cool que las naturales, este es mi consejo: un rizador. O si no, como diría mi abuelita: déjate el pelo tranquilo, mamita.

Puedes leer la columna de Lorena Salmón y más notas interesantes todos tus domingos con

Contenido sugerido

Contenido GEC