Cuando hablamos de relaciones de pareja o familia, la teoría del apego entra a tallar, ya que gracias a ella se ha entendido mejor la importancia del vínculo entre padres e hijos en la niñez y entre las parejas en la adultez. Aunque no solo eso, sino que también hemos podido comprender cómo este resulta determinante en la formación de la personalidad.
La Dra. Raquel Bacigalupe, psicóloga de SANNA Clínica San Borja, conversó con Bienestar del Diario El Comercio y explica un poco más del apego emocional, sus tipos y cómo influye en el comportamiento de los adultos luego de haberlo vivido de niños.
“Cuándo usamos la palabra apego, estamos hablando de una vinculación afectiva o importante que se refiere a esa conducta de necesidad de cercanía física con el otro para hallar calma. Esto no ocurre tanto cuando uno es niño, sino que más adelante esta sensación de inseguridad, se puede repetir”, menciona. Asimismo, comenta que hay que entender la base biológica inicial del niño para entenderla en un adulto, ya sea por qué se manifiesta y cómo.
Cuando alguien es pequeño, necesita de un adulto que lo asegure y que le dé tranquilidad, necesita sentirme cercano físicamente. Por ejemplo, su hijo siente miedo de dormir en la noche solo, así que va a la cama de sus padres para buscar calma y un refugio. Basándonos en ello, el niño puede empezar a explorar el mundo por sí mismo y forma en su cabeza la idea de que es posible vivir sin miedo. Por el contrario, si este no ha logrado establecer esta seguridad, porque su cuidador o padre ha sido una persona ambivalente, entonces va a tener dudas del mundo y siempre va a esperar que otro esté ahí para “quitarle el miedo”.
Tipos de apego emocionales
John Bowlby, psicoanalista inglés, dio a conocer la teoría del apego, la cual describe la dinámica de largo plazo de las relaciones entre los seres humanos. En total, son 4 tipos de apego:
Apego Seguro
- Los padres lograron dar en el niño esa sensación de calma a partir de sus conductas y expresiones y este se siente seguro. Por lo tanto, no necesita estar todo el día agarrado de la pierna de la madre, sino que puede ir por sí mismo a explorar.
- Cuando ellos crecen, se convierten en personas que confían en sí mismas y en los demás, que saben relacionarse desde la interdependencia. Es decir, saben poner límites, pero no le temen a la intimidad emocional.
Apego inseguro
- Los padres del niño fueron ambivalentes, entonces el niño está totalmente sosegado, siempre está alerta o también puede pasar que este haya sido tan demandante que haya generado una sensación de resistencia de los padres. En el apego inseguro no se logra la calma, hay necesidad constante de otra persona físicamente y hay una cautela en el acercamiento al otro.
- Cuando crecen, muestran una necesidad muy fuerte de mantener los vínculos con los demás. Tienen también una gran necesidad de afecto. Las relaciones con otros son sumamente intensas donde hay dependencia y necesidad de aprobación.
Apego ansioso-ambivalente
- El niño no confía en sus padres y tiene una sensación constante de inseguridad, necesitan constante aprobación de los padres y vigilan a cada rato que no los abandonen. Exploran el ambiente con miedo y sin alejarse demasiado en la figura paterna o materna.
- Cuando son adultos sienten una sensación de temor a que su pareja no les ame o no les desee realmente. Les resulta difícil interactuar de la manera que les gustaría con las personas, ya que esperan recibir más cercanía de la que proporcionan.
Apego evitativo
- Los niños con este tipo de apego, se han dado cuenta de que no pueden contar con sus padres, eso les provoca tristeza. Estos presentan distintas conductas de distanciamiento hacia ellos. Por ejemplo, no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan solo en sus juguetes y evitan contacto cercano.
- Cuando crecen se producen sentimientos de rechazo a la intimidad con otros, les cuesta relacionarse con los demás y comprometerse emocionalmente.
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