En definitiva, las relaciones humanas son sumamente necesarias para nuestra supervivencia, ya que al ser seres biopsicosociales es indispensable establecer distintos tipos de vínculos con demás, los cuales tienen como objetivo la armonización y la empatía para comunicar efectivamente lo que deseamos. Sin embargo, muchas veces, podemos tener dificultad para expresarnos libremente, pues nuestras opiniones, ideas y sentimientos están ligadas a la reacción de los demás, y sin darnos cuenta, nos limitamos a comunicarnos en base a lo que el resto quiere escuchar. Lamentablemente, esta es la realidad de muchas personas, quienes, por falta de asertividad, caen en un círculo vicioso, en el que cada vez se les complica más decir que no antes la solicitud de otros.
¿Qué es la asertividad?
Según manifestó Alexandra Sabal, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, a Bienestar de El Comercio, el ser asertivo es justamente poder demostrar nuestro punto de vista, opinión, valores, sentimientos y creencias buscando siempre mantener un equilibrio entre el respeto a uno mismo y a los demás. Básicamente, es una comunicación, sincera, cordial y saludable que potencia nuestra capacidad de relacionarnos, pero además, nos permite reconocer y validar eso que queremos expresar.
En efecto, la asertividad es la clave para no dejarnos presionar y manipular por lo demás, también facilita el tener una mayor autoestima y autoconfianza, ya que nos proporciona una sensación de libertad que nos permite tomar nuestras propias decisiones y dirigir nuestra vida.
¿Por qué nos cuenta saber decir que no?
No cabe duda que, el ser asertivo es lo más saludable; sin embargo, no es lo más sencillo, puesto que representa un auténtico reto. Como expresó la especialista, por lo general, se nos dificulta decir que no por el miedo exagerado al rechazo, los sentimientos de culpa, el afán por ser aceptado y el evitar conflictos posteriores, motivo por el que hacemos que nuestras necesidades queden en un segundo plano.
Definitivamente, el hecho de que cedamos continuamente ante algo que va en contra de nosotros, supone un serio problema, ya que no estamos estableciendo límites claros, y de alguna u otra forma los demás lo perciben y se aprovechan de nuestra falta de asertividad.
Asimismo, es importante darnos cuenta que estamos generando una respuesta únicamente para beneficiarnos a corto plazo, es decir, solemos aceptar en primera instancia para complacer a los demás, ya que nos sentimos queridos y parte de un grupo; no obstante, a la larga esto puede crear situaciones incómodas, pues llega a afectar nuestra vida y las relaciones con los demás, expresó Sabal.
Consecuencias del no saber decir que no
Es evidentes que, al no ser asertivos, estamos anteponiendo los deseos de los demás sin tener en cuenta los nuestros. Claramente, ello puede traer consigo una serie de efectos negativos que repercuten en nuestro bienestar.
Como bien indicó la psicóloga, podemos experimentar sentimientos de baja autoestima, lo cual puede deteriorar nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos, ya que existe un malestar emocional que va de la mano con la ansiedad, tristeza e irritabilidad. De igual forma, en nuestra mente constantemente está rondando la idea de que, si nos negamos, nadie nos va a querer y aceptar por lo que verdaderamente pensamos. Sin lugar a duda, esta es una de las razones por la que nos volvemos más complacientes con los demás.
Igualmente, pueden surgir sentimientos de soledad emocional, esto suele pasar mucho cuando en el trabajo aceptamos quedarnos tiempo extra, pero no era algo que verdaderamente queríamos, entonces empezamos a sentir insatisfacción por nuestra falta de asertividad.
Es importante tomar en cuenta que, si no somos asertivo, esto puede generar que poco a poco vayamos acumulando sentimientos de ira, y que un buen día explotemos, ya que estamos tan contenidos y cansados de ser esa persona que siempre acepta y es incapaz de decir que no.
¿Cómo podemos aprender a decir que no?
En primer lugar, como destaca la psicóloga, es importante que miremos en nuestro interior y podamos identificar en qué situaciones no sabemos decir que no y, además, quién es el público al cual tememos expresar nuestros sentimientos.
Una vez que lo sabemos, podemos poner en práctica algunas estrategias de asertividad. Por ejemplo, la psicóloga recomendó el uso del “me siento”, ya que es importante entender que cuando uno trata de ser asertivo no debemos culpar a los demás diciendo: “tú haces esto o tú me generas esto”. Lo fundamental es hablar de los sentimientos de uno para lograr manifestar un no rotundo, pero sin ser agresivo.
También es primordial cuidar mucho el lenguaje corporal, ya que debemos actuar con confianza y seguridad, demostrando así que lo que estamos diciendo es verdaderamente lo sentimos y pensamos. Asimismo, mantener el contacto visual con la persona, adoptar una postura adecuada y un rostro neutral, ya que lo que se pretende con esta comunicación no es simpatizar, sino empatizar con los demás.
De igual manera, destacó la importancia de disculparnos únicamente cuando sea necesario y nunca de forma desmesurada, dado que esto debilita la negativa que estamos expresando. Por ejemplo, podemos decir: “Siento tener que decir que no a tu propuesta”
Finalmente, la especialista señaló que es recomendable empezar con pequeñas acciones, ya que la asertividad no es algo que se desarrolle de forma inmediata, pues toma tiempo y práctica.