Laura Espinoza Busato

Cambió de los campos de batalla en provincias del Perú al para-deporte de alto rendimiento, tras quedar marcado por un acontecimiento que hizo que su vida dé un giro total. Perder la pierna izquierda, hace 13 años, en un atentado cuando estaba con su Comando del Ejército en el VRAEM, no le quitaron las ganas de seguir luchando por su país. En la siguiente entrevista que le hizo a Carlos Felipa Córdoba, te contamos todo de su historia.

El suceso que le cambió la vida

—¿De qué manera afectó tu mente el saber que perderías una pierna?

Nunca me preparé ante nada, porque en mis planes no estaba perder una pierna, solo me quedó aceptarlo. Y cuando esta emboscada ocurrió, fue un cambio muy fuerte en mi vida. Por más que no estaba listo para perder una pierna, ya sabía que en algún momento, al exponerme a ese trabajo, podía pasarme algo. No tuve un proceso emocional en el recibí terapia psicológica, terapia psiquiátrica, ni nada. Si hubiera caído en depresión o hubiera tenido emociones y sentimientos que no me dejaban avanzar, no me hubiera recuperado de la misma manera.

Quizás la vida me dio el don de poder asimilar las cosas difíciles, sacarles el jugo y voltearles la torta.

—En el momento en el que comienzas a recibir las cirugías y terapias físicas, ¿cómo te encontrabas emocionalmente?

Además de que este accidente me mutiló la pierna izquierda, me causó heridas y lesiones graves en la pierna derecha y casi pierdo ambas. En la pierna derecha tuve 19 operaciones y un proceso de recuperación de nueve meses aproximadamente. Me pusieron un injerto en la rodilla que me permitió recuperar la moviidad y en la pantorrilla también, ahí fue cuando dejaron cicatrizar todo. No podía flexionar la pierna ni estirarla, era como una pata de palo, pero con la fisioterapia recuperé el movimiento.

La voluntad que tenía de querer caminar y el buen estado de ánimo, hicieron que eso fuera posible. Cuando hay un proceso físico o de recuperación, uno tiene que estar de buen ánimo. Cuando estaba en el hospital, perdí 32 kilos, trataba de estar con los ánimos en su máximo nivel, veía a los de mi alrededor llorar, porque yo estaba sin una pierna, me veía mal, pero trataba de ver las cosas diferentes, me repetía a mí mismo que así no tenga una pierna, ya me van a sanar la otra y voy a estar mejor.

La incertidumbre es una cosa que también me golpeó duro, el de no saber qué pasará mañana. Pero así como hay incertidumbre, también hay optimismo que me hacía pensar, “oye, ¿qué será mañana?, si estoy triste no voy a mejorar”. Entonces trataba de cambiar ese ánimo, esa luz que yo generaba en mí, hacía que mi familia en cierta forma también se sienta mucho mejor. Dejar de pensar en el futuro, me ayudó a aprovechar el presente, abrir los ojos y agradecer que estaba vivo.

El deporte paralímpico fue su mejor aliado

—¿Cuando estabas en el ejército, realizabas deporte?

Siempre he hecho deporte, además de ser un futbolista aficionado, me dediqué al arte marcial, yo era taekwondoista y representaba al país en esta disciplina. Practiqué este arte marcial toda mi vida, cuando estuve en el ejército y en la universidad también. Lo tuve que dejar cuando me llamaron a trabajar en la frontera.

—¿Cómo te iniciaste en el para atletismo?

Cuando perdí la pierna, no quería dejar de hacer taekwondo, pero me di cuenta de la realidad, porque no creo que me hayan dejado competir con una pierna de carbono. Es más, conocer el paradeporte también fue algo nuevo, ya que no sabía que existía. Comencé a buscar en internet deportes para personas con la pierna amputada y ahí decubrí que habían juegos para olímpicos. Hasta que encontré el atletismo, una disciplina deportiva que se adecuaba al 100% a mi discapacidad.

Pasó un tiempo, tuve la posibilidad de poder comprarme una prótesis deportiva con la cual hasta el día de hoy entreno y compito. En el año 2013 comencé a hacer 100 metros planos y salto largo. Me ponía la pierna y comenzaba a entrenar en la Costa Verde, o en maratones de Lima, la gente me miraba raro. Pero, eso no me detuvo.

Dejé de correr maratones y comencé a hacer pruebas de pista, debuté en Medellín, Colombia, donde gané mi primera medalla de plata y bronce en el país como atleta. Luego, fui a los Panamericanos de Toronto y gané un buen puesto como finalista; a los Juegos Mundiales Militares de Corea, donde gané dos medallas de oro.

Actualmente, hago lanzamiento de bala, cambié de disciplina, porque correr a mis 33 años en competencia, donde habían personas mucho menores y que tenían las amputaciones de nacimiento, era una desventaja para mi. Entonces, el lanzamiento de bala se adaptó más a mí, porque era una prueba longeva para personas mayores y yo reunía los requisitos. En esa época pesaba 72 kilos, pero mi entrenador me decía que para ser un buen lanzador, tenía que subir entre 18 a 20 kilos.

—¿Cuál ha sido el principal reto que has vivido como atleta paralímpico?

Iniciarme en este deporte, porque nadie cree que puedes,siempre hay puertas cerradas. Cuando tuve mi prótesis comencé a tocar puertas a las insituciones del estado y varios me decían que en Perú no había el deporte que él buscaba o que iban a ver y le avisaban; en otras palabras, necesitaban ver mis capacidades para que me apoyen. Fui a Colombia a competir por mis propios medios y desde ese momento se me abrieron todas esas puertas cerradas.

—¿Cómo fue tu experiencia en Lima 2019?

Lima 2019 fue un objetivo y un sueño casi logrado. Después de haber competido en Toronto, haber estado en los Juegos Paralímpicos de Río, me quedé con ese sabor de poder subir al podio y ganar para mi país. La oportunidad de competir en Lima 2019, era como batallar en nuestra misma tierra. Esta experiencia fue muy bonita, porque dejó en mí muchísimos recuerdos y sensaciones.

Estos, no solo hicieron que se cumplan sueños deportivos de muchas personas con discapacidad, sino que, crearon esas oportunidades para que muchas personas con discapacidad puedan conocer cómo pueden continuar una vida deportiva. Dieron la oportunidad al país de que se genere esa inclusión deportiva y eso es lo que más que me dejado Lima 2019.

—¿Cuál consideras que ha sido tu mayor logro en el deporte?

Los Panamericanos de Lima. A pesar de que quizás no fue una medalla de oro, eso marcó en mí un objetivo más claro. Fue una medalla de plata con sabor a oro. Es uno de los logros más grandes que quiero superar.

—¿Cuáles son tus expectativas para los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023?

Estos seguro que voy a alcanzar el podio. No es exceso de confianza, es seguridad. Sé que voy a ganar la medalla. Y al decir eso no es que me sienta seguro, sino que estoy consciente de las capacidades y del esfuerzo que estoy poniendo para poder alcanzar esa meta. No solo es el entrenamiento, sino también es la fuerza emocional que uno le ponga día a día al entrenamiento. Nosotros tenemos que ser completos en todo sentido. No solo es entrenar, es cuidar la vida personal para no tener descuidos, porque todo va de la mano de la disciplina.

Su preparación física

—¿Cómo te preparas físicamente? ¿En qué consisten tus entrenamientos?

Como lanzador entreno de lunes a sábado. Distribuyo los entrenamientos de acuerdo a la etapa de preparación. Los lunes, miércoles y viernes hacemos entrenamiento del lanzamiento: técnicas de lanzamiento, resistencia a la fuerza en el lanzamiento, mejoramiento de técnicas, etc. Los martes, jueves y sábado, por su parte, hacemos trabajos en el gimnasio biomédico de la Videna. Este entrenamiento debe estar complementado con la y la suplementación, porque si no la tenemos, no alcanzamos los objetivos claros. Es más, no alcanzaríamos con las fuerzas necesarias para poder iniciar un lunes y acabar un sábado de una buena manera

—¿En qué consiste tu plan nutricional como deportista calificado?

Nosotros, como deportistas calificados, tenemos una asesoría nutricional a parte de la nutrición que nos brinda Videna, ya que de acuerdo al deporte, varía. Como lanzador, necesito una gran cantidad de hidratos de carbono o carbohidratos y al término de nuestros entrenamientos, necesitamos consumir muchísimas proteínas para poder recuperar ese desgaste físico.

Cuando entrenamos, se rompen fibras musculares en cantidad y tenemos que con proteínas para poder hacer que esas fibras rotas se rellenen de nuevo. Muy aparte de la suplementación con proteínas que se toman, también me alimento con muchísimas proteínas naturales, como el pescado, carne, pollo, frutos secos y todos esos alimentos.

—¿Qué le dirías a aquellas personas que quieren comenzar en el mundo deportivo pero sienten miedo?

Miedo. Desde el momento que ya mencionan la palabra miedo mencionan una gran discapacidad emocional y mental. Ese mismo miedo se refleja al no arriesgarse a cumplir un objetivo, pero nos hace ver cuánto podemos dar o cuánto podemos avanzar. El miedo no se capsula, el miedo nos retrasa, nos congela. Cuando uno tiene miedo no puede ni moverse. Para alcanzar los objetivos, hay que tratar de confiar en uno mismo, confiar en sus capacidades, confiar en el esfuerzo que poco a poco le ponemos a las cosas.