A lo largo de la historia, hemos observado como el cuerpo humano ha estado ligado a un constante escrutinio, producto de los diversos cánones de belleza que rigen en nuestra sociedad. Muchas veces, esa admiración por alcanzar la perfección, condiciona nuestra capacidad de autopercepción y autoaceptación, la cual se limita únicamente al plano físico. Además, es tal la importancia que se le atribuye al aspecto, que por lo general cometemos el error de enfocar nuestros comentarios y elogios en base a la imagen corporal de los demás.
Probablemente, muchos de nosotros hayamos hecho o incluso, recibido algún comentario sobre nuestro cuerpo, el cual haya generado un efecto contrario del que se pretendía. Por ejemplo, cuando decimos: “que delgada que estás” o “has bajado de peso”. Como destacó Vania Marquina, especialista en psicología de la alimentación y directora científica de Cortex a Bienestar de El Comercio, existe una relación directa entre este tipo de comentarios y lo que hace sentir a una persona, convirtiéndose en casi una adicción; sobre todo, en las mujeres, quienes estamos constantemente buscando la aprobación corporal de los demás. En efecto, cuando dejamos de escuchar este tipo de halagos, automáticamente pensamos que ya no nos perciben delgadas y bellas, y es ahí cuando el elogio adquiere una connotación negativa.
Definitivamente, este círculo vicioso de hablar solo sobre lo físico, termina siendo más dañino porque la persona busca encajar y ser aceptada, lo que hace que su valor como ser humano se reduzca a cómo es su cuerpo; en otras palabras, lo físico condiciona el estado emocional de las personas, aseguró la especialista.
¿Cómo impactan las redes sociales en la autopercepción y autoaceptación de una persona?
Según manifestó la psicóloga, las redes sociales es la batalla más grande que enfrenta la salud mental, ya que es uno de los principales detonantes de los trastornos de conducta alimentaria, como la anorexia, la bulimia nerviosa y, especialmente, la dismorfia corporal. Gracias a diversos estudios, se ha determinado que existe una relación química cerebral con las redes sociales; mientras más likes uno reciba, más dopamina segrega nuestro cerebro. Por ende, las personas pueden tener una necesidad inminente por ir cambiando su aspecto por medio de los filtros, con el objetivo de una mayor aprobación. En concreto, cuando una persona sube una foto en bikini y logra más cantidad de “me gusta”, se refuerza esta conducta y su cuerpo pasa a un primer lugar, haciendo que la persona se acostumbre a lo que ve en las redes y no en el espejo.
¿Cómo dirigir los elogios más allá de la imagen corporal?
Según refirió Marquina, es importante que el cambio inicie en uno mismo y que seamos capaces de autoanalizarnos y darnos cuenta que, este tipo de comentarios puede afectar mucho a una persona que está batallando con su peso, su imagen corporal y su salud mental. En realidad, el problema no está en dar elogios, sino en cómo los formulamos y qué dirección tienen, ya que no es lo mismo decir; “que flaca que estas” a “me doy cuenta que estas esforzándote mucho por estar más saludable”.
También es fundamental comprender que vivimos en una sociedad que está dirigida por tendencias, las cuales son dinámicas; sin embargo, nuestro cuerpo no puede estar sometido a estos constantes cambios. Por ello, el comentario o elogio no debería estar enfocado en la tendencia, sino a la personalidad, el intelecto, las virtudes, las fortalezas y todas las habilidades de la persona.
¿Cómo mejorar la autopercepción y autoaceptación de una persona con respecto a su imagen corporal?
En principio, la profesional de la salud destacó la importancia de buscar la ayuda de un psicoterapeuta, en especial, si uno siente disgusto por los constantes comentarios y, además están causando una mala relación con el cuerpo y la alimentación.
Asimismo, destacó la importancia de aplicar algunas técnicas muy útiles para fortalecer la autoaceptación y la autopercepción como el automensaje. Básicamente, consiste en dialogar con uno mismo y no solo centrarnos en el aspecto físico, sino también el emocional, psicológico y social, con frases como: “Qué buena soy para hacer amigos, “las personas se sienten bien al estar conmigo”, entre otras.
De igual manera, recomendó realizar una especie de desintoxicación de las redes sociales; es decir, ser conscientes de cuánto tiempo navegamos en ellas y; sobre todo, revisar a qué personas estamos siguiendo y si contribuyen a nuestro bienestar o, al contrario, nos hacen cuestionarnos con frecuencia sobre nuestra imagen corporal.