Luciana es una madre soltera que vive con sus dos únicas hijas, ellas han estado acostumbradas a un estilo de vida determinado, ya que su familia venía de Estados Unidos, pero ahora viven en Lima. Una de ellas conoció a un chico que provenía de Cusco y se volvieron muy amigos, con el tiempo esa amistad se fue convirtiendo en algo más y comenzaron una relación. La hija de Luciana dudó mucho en empezar algo nuevo con él, porque ella era consciente de que su educación era diferente.
Cuando Luciana se enteró de que su hija estaba con él, le comentó que no le agradaba la idea, porque venían “de mundos diferentes”, por haber vivido en Cusco y no ser de tez blanca. Con terapia, la hija de Luciana logró sobrellevar los comentarios de su mamá y también los que ella pensaba sobre esas “diferencias”, finalmente, se dio cuenta que estaba basando su relación en los prejuicios que su madre le había inculcado desde pequeña.
¿Cómo se forman los prejuicios?
Los prejuicios, desde la psicología social, se entienden como una actitud negativa hacia algunas creencias o conceptos que tienen las personas y se forman desde edades muy tempranas, así lo menciona John Espinoza Quiroz, docente especialista en Psicología Social-Comunitaria de la Universidad Científica del Sur (UCSUR).
“Es una actitud emocional que las personas expresan ante un esquema cognitivo, se separa o es diferente de lo que han aprendido y son aprendidos por el entorno, no son innatos de la persona”, explica Espinoza.
Son varios factores los que influyen en que aparezcan los prejuicios y entre los principales están:
- Cultura: El Perú se caracteriza por ser una cultura machista, entonces hay roles definidos para hombres y mujeres en cada época y cuando esos roles empiezan a intercambiar o democratizar es cuando ocurre el prejuicio.
- Globalización: Implica que la cultura de un país afecta prejuiciosamente en relación con sus miembros. Un ejemplo es cuando vemos que en otros países comen animales que no son de nuestro consumo, entonces genera una actitud de rechazo.
- Familia: Nos enseñan qué es correcto y qué no. Se reproduce la educación de cómo son los roles en la casa, lo cual hace que cuando crezcan, tengan un rechazo hacia lo diferente.
Todo esto hace que nuestros vínculos se vayan desmoronando y es más complicado que se inicien nuevas relaciones. Además, se puede tornar en un acto de discriminación o racismo hacia los demás. Así como la hija de Luciana, antes de conocer a la persona comienzan a haber pensamientos que interfieren en que las relaciones se desarrollen o continúen.
3 consejos para que los prejuicios no nos limiten
En el mundo tenemos libertad de decidir sobre lo que queremos. Es así que Espinoza nos brinda algunas recomendaciones para que los prejuicios no nos limiten en nuestras relaciones.
- Respetar la diversidad: Vivimos en un país diverso, por ello debemos respetar de dónde venimos, cómo nos educan y cómo nos vemos.
- Inculcar a nuestros hijos sobre el respeto y la diversidad: Para que cuando ellos se enfrenten a algo que es distinto a lo que conocen, no reaccionen prejuiciosamente.
- Ir a terapia: Hablar con un especialista ayudará a cambiar los prejuicios que pueden venir de la sociedad o de nuestro entorno familiar.
“Esto va a permitir que en el futuro estos se vayan disminuyendo, además, tiene que haber compromiso de parte de las personas para que esto pueda cambiar”, finaliza el especialista.
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