El proceso de enamorarse nos brinda felicidad, pues encontramos a una persona que está ahí para nosotros y nos ama. Lo complicado es darnos cuenta si la persona es saludable o no para nosotros.
Todos sabemos que una relación sana se construye en base a una buena comunicación de pareja, respeto y confianza, sin embargo, hay otros factores que nos hacen creer que es “la indicada”.
El enamoramiento tiene tres etapas, explica el psicólogo, Humberto Briceño a Bienestar de El Comercio:
- Atracción: Aparece el deseo por otro ser humano y las ganas de hablarle o conocerlo.
- Cortejo: Buscamos a la persona para generar una relación.
- Compatibilidad: Hace referencia al grado de compatibilidad que genera entre ambas personas.
¿Cómo sé si es para mi?
El experto recomienda como primer paso hacerse la pregunta: ¿Para qué quiero involucrarme con esa persona?
“La respuesta va a revelar los aspectos o las motivaciones que a veces pasamos por alto, por ejemplo: estoy con esa persona para no estar solo. Esa pregunta puede revelar bastante antes de estar en una relación”, señala Briceño.
Lo ideal en una relación de pareja es que sientas un espacio de seguridad y comodidad, donde te sientas comprendido, trabajes en tus propias dificultades sin sentirte juzgado y, además, sentirte humano.
“Es importante resaltar que una relación crece cuando las dos personas hacen proyectos en conjunto. Uno comienza a ceder o negociar un proyecto en común que no tiene que ser necesariamente una familia. Puede ser un emprendimiento o buscar mudarse juntos. El simple hecho de planear algo juntos es un indicador que se está creando un ‘nosotros’”, añade.
Señales de que “ahí no es”
Querer transmitir una imagen ideal, restringirnos para no incomodar o ver a la persona como un enemigo, son señales a prestar mucha atención.
Esto va de la mano con diferenciar qué nos beneficia a nosotros. Algunas personas prefieren evitar el momento incómodo de terminar la relación, porque no quieren convertirse en una especie de “villano”.
Consejos para decirle a alguien que no es para mí
1. Identificar
Debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué pasa si le termino? ¿Qué emociones me genera? ¿Siento que estoy abandonando a alguien? ¿Qué podría suceder si me pongo mal?
2. Ser racional
“Por más de que tú terminas una relación, no significa que el otro no va a tener herramientas para salir adelante”, asegura el experto.
A veces las personas tienen ciertos patrones, no necesariamente producto de las relaciones de pareja, sino por la situación familiar, en la que se tiene miedo al abandono.
“Lo que sucede con esto es que piensan, sin darse cuenta, que la otra persona es como un niño, porque estos pueden ser abandonados, porque son seres indefensos, pero los adultos tienen sus propias herramientas y tienen que ser responsables de sí mismos. Cuando se termina una relación uno no puede hacerse responsable de la vida del otro”, afirma.
3. La técnica del ‘Sándwich’
Para realizar esta técnica se explicará con un ejemplo:
“Todo este tiempo que vamos de relación he sentido que me has ayudado mejorar. Sin embargo, siento que no deseo una relación y necesito seguir con mi camino. Te agradezco por todo lo vivido en estos meses y espero te vaya muy bien. Ciempre puedes contar conmigo para lo que necesites”.
Como se puede apreciar en el ejemplo, primero se opta por decirle a la otra persona algo bueno de la relación, prosigue con un “sin embargo” para comentar por qué no quieres seguir con la relación y finalmente agradeces por todo lo vivido. Esa es una técnica que te ayudará a dar el primer paso para cortar algo que no es sano para ti.
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