Una de las realidades más duras que acontece en nuestra sociedad es, sin duda, el maltrato animal. Aunque vivimos en un mundo cada vez más consciente sobre la importancia de la visibilidad y apoyo a los derechos y la dignidad de todos los seres vivos, lamentablemente, millones de animales siguen siendo víctimas de abuso, violencia y negligencia. Ciertamente, esta crueldad no solo se manifiesta de manera evidente en actos físicos, sino que también se presenta de diversas formas, como el abandono, la explotación o la indiferencia hacia su sufrimiento.
Desde el 2016 está vigente la Ley de Protección y Bienestar Animal (Ley N°30407), la cual tiene como objetivo preservar la vida y salud de los animales domésticos y silvestres. Básicamente, con ella se pretende sancionar a quienes cometan actos de crueldad o abandono con una pena privativa de libertad no mayor de 3 años, con 100 a 180 días-multa y la inhabilitación para la tenencia de animales. Sin embargo, a pesar de este marco legal, el maltrato animal es un problema creciente, ya que muchas veces, los casos no son denunciados o los responsables no son juzgados de acuerdo a la ley.
En el Perú, durante 2023, se registraron 1,686 casos de maltrato animal, de los cuales, el 58% (982 casos) fueron archivados, ya sea de manera preliminar o calificada, según el Ministerio Público. Además, de acuerdo al Poder Judicial, solo se dictaron 12 sentencias por este delito, lo que refleja la brecha entre la legislación actual y su aplicación efectiva.
Sin embargo, el maltrato hacia los animales no solo evidencia una violación de los derechos de estos seres indefensos, sino que también plantea una serie de preguntas en torno a las motivaciones y características de quienes ejercen tal crueldad, demostrando una vez más el impacto significativo de la salud mental en nuestra sociedad. Como señaló la psicóloga clínica, Ana Ramírez a Bienestar, este un problema complejo con profundas implicaciones psicológicas, que puede manifestarse en maltrato activo (abuso físico, psicológico y sexual) y pasivo (negligencia, indiferencia y explotación).
¿Existe un perfil psicológico de los maltratadores de animales?
Si bien existen ciertos perfiles psicológicos que se asocian con el maltrato animal, es importante tener en cuenta que no todos los maltratadores encajan en un solo perfil. No obstante, los patrones de comportamiento y las características más comunes incluyen:
Falta de empatía y remordimiento
Los maltratadores de animales a menudo tienen dificultades para comprender y compartir los sentimientos de otros, incluyendo los animales, puesto no experimentan remordimientos por sus acciones y pueden incluso disfrutar infligiendo dolor o sufrimiento, ya sea por diversión, venganza o por algún otro motivo. Asimismo, una persona que no siente empatía puede ignorar las necesidades básicas de un animal, como la comida, el agua, la atención médica o un refugio adecuado.
Antecedentes de abuso y negligencia
Sin lugar a duda, el entorno familiar y las experiencias de la infancia desempeñan un papel crucial en el desarrollo de comportamientos violentos hacia los animales, pues si un niño crece en un hogar en el que observa a sus padres o figuras de autoridad siendo violentas o maltratando animales, es más probable que aprendan que este comportamiento es aceptable. De igual modo, aquellos que han sido víctimas de abuso físico o emocional pueden tener un mayor riesgo, ya que este tipo de maltrato puede ser visto como una forma para expresar frustración y dolor.
Control y dominación
Los sentimientos de poder y control son claves para comprender el maltrato animal, especialmente en casos de crueldad intencional. Básicamente, esto se debe a que las personas que se sienten impotentes o con poca autoridad en sus vidas pueden buscar diversas formas de ejercer poder y control sobre otros seres vivos. Igualmente, el maltrato animal puede ser una forma de satisfacer una necesidad de dominancia, pues al infligir dolor o sufrimiento, el maltratador puede sentirse superior y en control.
Rasgos de personalidad
Algunos rasgos de personalidad puedes estar asociados con el maltrato, entre los que se destacan:
- Narcisismo: Las personas narcisistas pueden tener una visión egocéntrica del mundo y considerar a los animales como objetos para su propio beneficio.
- Sadismo: El placer o la excitación sexual que se obtiene al infligir dolor o sufrimiento a otros.
- Personalidad antisocial: Los maltratadores de animales pueden tener rasgos de personalidad antisocial, como la falta de respeto por las normas sociales, la impulsividad y la búsqueda de emociones fuertes.
- Psicopatía: Algunos estudios han relacionado la psicopatía con el maltrato animal. Por esta razón, las personas con rasgos psicopáticos pueden mostrar una falta de empatía, remordimiento y culpa, así como una tendencia a la manipulación y la violencia.
“Los maltratadores de animales suelen presentar características, como impulsividad, hostilidad, agresividad, problemas de control de la ira y a menudo tienen antecedentes de problemas para relacionarse con los demás, así como también algunos pueden tener problemas de autoestima o que buscan validación a través de actos de dominio sobre seres vulnerables. De igual manera, pueden padecer de trastornos afectivos, estrés crónico o traumas no resueltos, así como también pueden manifestar una desensibilización emocional, es decir, pueden llegar a ser insensibles al sufrimiento de los animales, lo que les permite justificar o minimizar sus acciones dañinas”, explicó Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de la Clínica Internacional.
¿Existen diferencias de género o edad entre los maltratadores de animales?
Si bien no hay una diferencia de género o edad definitiva en los maltratadores de animales, como mencionó la psicóloga clínica, algunos estudios indican que los hombres tienden a cometer actos de crueldad animal en comparación a las mujeres; sin embargo, estas son más propensas al maltrato pasivo, en especial a la negligencia animal, como la falta de cuidado o atención básica.
“Los niños y adolescentes tienen una mayor participación en actos de crueldad, como el maltrato o el asesinato de animales pequeños, lo cual podría estar relacionado con la falta de desarrollo de la empatía y el control de impulsos. Mientras que, los adultos presentan una mayor tendencia al abandono o la falta de atención médica”.
¿Cuáles son las causas más comunes que llevan a una persona a maltratar a un animal?
Las causas del maltrato animal son complejas y multifacéticas, pues involucra una serie factores psicológicos, entre los que se encuentran: los problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático o los trastornos de la personalidad, además de la falta de empatía, traumas infantiles y desregulación emocional.
Por otro lado, como aseguró la doctora Ramírez, algunos factores sociales también juegan un papel importante. En primer lugar, la exposición a la violencia hacia los animales dentro de la familia, la comunidad o los medios de comunicación puede normalizar este comportamiento, al igual que la deshumanización de los animales o la tendencia a verlos como objetos o seres inferiores, lo que facilita la justificación del maltrato. Asimismo, la falta de educación sobre el bienestar animal y la importancia de tratarlos con respeto también contribuye a perpetuar esta problemática.
“Existen también otros factores que pueden aumentar el riesgo de maltrato, relacionados directamente con el comportamiento del animal. Por ejemplo, cuando los animales son percibidos como problemáticos debido a comportamientos desafiantes o simplemente no son deseados, pueden ser considerados una carga o un inconveniente, lo que a menudo lleva a su maltrato o abandono”.
¿El maltrato animal es un comportamiento que se relaciona con otras formas de violencia?
De acuerdo a Diana Castro Tantachuco, psicóloga clínica del Centro Psicológico Tinkuy, a menudo este no es un comportamiento aislado, ya que puede estar estrechamente relacionado con otras formas de violencia, como la doméstica. Básicamente, esto se debe a la “escalada de la violencia”, la cual es un concepto que sugiere que el abuso hacia los animales puede ser un indicador de un patrón de comportamiento violento que se puede extender a otras personas.
“Diversos estudios demuestran que, las personas que maltratan animales tienen un mayor riesgo de cometer actos violentos hacia otros, incluyendo violencia doméstica, violencia interpersonal y violencia hacia niños. En concreto, esta relación se origina, ya que los individuos que maltratan animales pueden tener dificultades para controlar sus emociones y mostrar empatía hacia los demás. Adicionalmente, este tipo de maltrato puede normalizar la violencia y crear un ambiente donde se considera aceptable. Si bien esta correlación es significativa y debe ser tomada en serio, es fundamental recordar que no todos aquellos que abusan de animales son violentos hacia las personas y viceversa”, sostuvo Ana Ramírez.
¿Cuáles son las señales de alerta que indican que una persona es más propensa a maltratar animales?
Aunque no todas las personas que muestran estas señales maltratan animales, como recalcó la psicoterapeuta, es crucial prestar atención y buscar ayuda profesional si se sospecha que alguien está en riesgo de hacerlo:
- Desensibilización a la violencia: Falta de empatía hacia el sufrimiento animal o la expresión de alegría al ver violencia hacia ellos (por ejemplo, disfrutar de películas o videos violentos).
- Desprecio por la vida animal: Hablar despectivamente de los animales o considerar que son inferiores y no merecen respeto.
- Comentarios sobre la crueldad: Hacer chistes o comentarios que trivializan la tortura o el maltrato animal.
- Conducta de control: Tratar de controlar o manipular a los animales, utilizando tácticas intimidatorias.
¿Cuáles son las consecuencias psicológicas y emocionales a largo plazo para una persona que maltrata animales?
Por supuesto, las consecuencias a largo plazo para quienes maltratan animales pueden ser graves y duraderas. Aunque no todos lo experimentan de la misma manera, este comportamiento puede afectar negativamente su bienestar mental y emocional. Por ello, como refirió la especialista del Centro Psicológico Tinkuy, quienes ejercen maltrato pueden sentir culpa y vergüenza, siempre y cuando, sean conscientes del daño que han causado, además de ser más propensos a sufrir altos niveles de ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático.
“Por lo general, la falta de empatía hacia los demás dificulta la formación de relaciones interpersonales saludables. Además, el maltrato animal puede derivar en una escalada de comportamientos violentos hacia otras personas y afectar la autoimagen de quienes lo ejercen. Del mismo modo, es importante considerar que quienes presencian o sabes de actos de maltrato también pueden sufrir consecuencias emocionales y psicológicas, como angustia, impotencia, tristeza, ansiedad o trastorno de estrés postraumático. Asimismo, estos eventos pueden generar una mayor sensibilidad hacia el sufrimiento animal y un fuerte impulso por proteger a estos seres indefensos”
¿De qué manera se puede prevenir el maltrato animal?
Según la doctora Ramírez, las siguientes estrategias preventivas pueden ayudar a reducir la probabilidad de que una persona se convierta en un maltratador de animales:
- Es fundamental educar a los niños desde temprana edad sobre el bienestar animal, la empatía y el respeto hacia todos los seres vivos.
- Los programas de control de la ira y la violencia pueden ayudar a las personas a aprender a gestionar sus emociones de manera constructiva y a evitar la violencia hacia los animales y las personas.
- La detección temprana y el tratamiento de los problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad y los trastornos de la personalidad, pueden ayudar a prevenir el maltrato animal.
- Las campañas de concienciación pública pueden ayudar a cambiar las actitudes hacia los animales y a promover el respeto por su bienestar.
- Leyes y políticas estrictas que castiguen el maltrato animal pueden disuadir a las personas de cometer este tipo de actos.
- Los programas de intervención temprana para personas que han mostrado signos de maltrato animal pueden ayudar a prevenir que el comportamiento se agrave.
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