La diabetes y el running sí son compatibles. “El diabético puede realizar todo tipo de ejercicios, tanto aeróbicos (como el running) como anaeróbicos. No hay problema, si siguen ciertas condiciones”, afirma el doctor Julio Grados, especialista en medicina deportiva.
Es pertinente separar la diabetes tipo 1, de la diabetes tipo 2. La primera engloba a los insulinodependientes y está generalmente relacionada a personas en edades tempranas, mientras que la segunda exige un tratamiento en el que no se administra insulina, aunque sí antidiabéticos orales, y la padecen frecuentemente personas adultas con problemas de dieta.
Ninguna de ellas es impedimento para el ejercicio. Al contrario, el doctor Grados afirma que algunos estudios han encontrado que “la glucosa se mantiene uniforme hasta por tres días posteriores al ejercicio, lo cual es muy beneficioso, en especial para los diabéticos de tipo 2”.
Sin embargo, si se trata de diabetes tipo 1, el esfuerzo físico debe conllevar un control minucioso que implica utilizar insulina antes del ejercicio, aunque teniendo siempre un resguardo de azúcar. “Si usan la insulina y la glucosa está baja o esta no hizo efecto, al hacer ejercicio físico la glucosa puede disminuir más”, explica Grados. Un escenario como ese es peligroso, pues puede conllevar a un choque hipovolémico o un paro médico glucémico.
Queda claro entonces, que el running es beneficioso para el tratamiento de la diabetes, pero ¿qué hay de la alimentación? Jhoan Valle, especialista en nutrición deportiva, hace un análisis detallado al respecto:
Consumo de carbohidratos
El cuerpo humano está adaptado para almacenar grasa y glucosa en forma de glucógeno, pero estas reservas son limitadas. Si la alimentación es baja en carbohidratos, no se obtendrán buenas reservas de energía; si a ello se suma un entrenamiento intenso, podría generarse una rápida fatiga muscular. Para no llegar a un cuadro de hipoglucemia, es vital que la alimentación se adapte a las necesidades de gasto calórico.
Alimentación antes del ejercicio
La alimentación en las dos horas previas al ejercicio debe combinar alimentos ricos en carbohidratos complejos con alguna porción de alimentos proteicos. Por otro lado, se deben evitar los alimentos grasos o con mucho contenido de fibra, puesto que demandan mucha energía en su digestión y no estarán disponibles a tiempo para mantener regulados los niveles de glicemia en sangre.
Las insulinas rápidas aplicadas antes de las comidas tienen una duración máxima de dos a tres horas. Si se corre una vez transcurrido este tiempo, el efecto de la insulina rápida será muy bajo y habrá menor riesgo de sufrir hipoglucemia. Por el contrario, al hacer ejercicio inmediatamente después de una comida se estará en el pico de acción de la insulina, y el riesgo de hipoglucemia será mayor.
Durante el ejercicio
Si durará menos de 30 minutos, no hace falta consumir alimento alguno. Si el ejercicio se prolonga, será necesario aportar una fuente de energía rápida proveniente de carbohidratos, para mantener regulados los niveles de glicemia en la sangre.
Los ejercicios de baja intensidad consumen principalmente grasas y, a medida que aumenta el rigor, se consume más glucosa. La intensidad determina la fuente principal de energía consumida.
Si se corre a ritmo moderado, el cuerpo consumirá más glucosa y será necesario aportar carbohidratos de rápida asimilación (bebidas rehidratantes con glucosa o geles deportivos) para no caer en cuadros de hipoglucemia. Los niveles de aporte de carbohidratos dependerán de si antes de realizar el ejercicio se ha reducido o no la dosis de insulina.
Después de correr
En diabéticos, se busca que la ingesta posterior al entreno pueda evitar la hipoglucemia, debido a que las células musculares son capaces de seguir absorbiendo glucosa de la sangre hasta varias horas después del ejercicio. Por ello, es aconsejable consumir carbohidratos complejos, como cereales, o porciones de frutas.