SOLEDAD MARROQUÍN
Se habla de maridaje pero el concepto aún es confuso, no se entiende o es complicado. Se dice es la unión de una comida con la bebida que más te gusta y no es así. ¿Se imaginan la fabulosa gastronomía peruana con una conocida aunque querida bebida gaseosa? Otra idea se basa en las comidas y bebidas regionales. Uno de los más famosos y recurrentes en los distintos libros es la unión de foie gras con vino Sauternes, jerez y jamón ibérico. Así podríamos enumerar muchos más.
Hemos comentado sobre algunas armonías nacionales inolvidables como son la del cebiche y la cerveza “rubia”, el arroz con pato y la cerveza negra, el pisco y un untuoso suspiro a la limeña. Incluso nos aventuramos para encontrar vinos que acompañen el cebiche.
En esta ocasión y dentro de las celebraciones del mes patrio, continuamos esta deliciosa tarea y fuimos en búsqueda de otros platos simbólicos y más vinos que logren la alianza ideal. No está de más decir que lo que se busca es el equilibrio respetuoso de copa y plato, sin que ninguno opaque al otro, más bien se realcen entre sí sin alterar sus composiciones.
Los platos elegidos no fueron seleccionados al azar ni por sí mismos. Elegimos también al cocinero, su hacedor, quien decide qué pescado va, el tipo de cebolla, la calidad del camarón, la cantidad de huacatay o la forma de cocción del pato. En esta ocasión son 4 platos distintos con sus respectivos cocineros y representan, de alguna manera, a 3 regiones del Perú. Quedamos en deuda con el Oriente, la comida amazónica es tan vasta y plena que nos comprometemos a encontrar sus mejores aliados para la siguiente edición.
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