CATHERINE CONTRERAS
Tumbes tuvo por primera vez su feria gastronómica. Fue de ingreso gratuito y generó largas colas en su último día, pero aun así durante los tres días 17.300 asistentes -1.300 de ellos extranjeros, mayoritariamente ecuatorianos- lograron disfrutar variados platillos del norte, centro y sur del país.
Perú, Mucho Gusto Tumbes, feria organizada por Prom-Perú, reunió durante tres días a una veintena de restaurantes de la región norte (la mayoría de Tumbes, pero también de Piura, Lambayeque, La Libertad), junto a invitados de Tacna, Puno, Arequipa, Lima, Ancash y Madre de Dios, entre otros.
Tradición y creatividad se unieron en esta cita, donde cocineros como el tumbesino Koko Ordóñez rescató del olvido el tradicional caldo de bolas; la empeñosa Verónica Romero difundió las saludables castañas de Madre de Dios en un sabroso ají de gallina; y la emprendedora Victoria del Pilar López Aponte se esmeró para compartir los típicos antecoco y antepapaya con asistentes que reconocían en estos dulces sabores que tenían grabados en la memoria del paladar.
EL MÁS PEDIDO
El plato más vendido fue del restaurante La Embajada, que desde el punto más sureño del país (Tacna) llegó hasta la fronteriza ciudad norteña armado con cuatro cajas chinas y la receta para un costillar de cerdo de larga cocción.
Jorge Soto Mendoza vendió durante los tres días de feria más de 2.000 porciones de costillar de chancho a la caja china, y aunque la carne era norteña (en Tacna él trabaja con cordero de Candarave, pato y cerdo), el experimentado cocinero saboreó el éxito en esta primera edición de Perú, Mucho Gusto Tumbes, donde participó animado por la afinidad que su familia tiene con la cocina norteña.
Y es que don Jorge lleva en la sangre la sazón norteña, por su padre piurano y su madre chiclayana, quienes fundaron hace más de 30 años la primera picantería norteña en Tacna.
Hace seis años que Soto Mendoza aprendió la técnica de la caja china, y la incorporó con mucho éxito en su restaurante La Embajada, donde prepara cerdo, pato y cordero, pero también ofrece platos de la cocina norteña, haciendo honores a la cuna paterna.
VASCO INNOVADOR
Perú Mucho Gusto Tumbes también reconoció la innovación, y premió la creatividad del cocinero vasco David Sáez de Lafuente Blanco. El chef, que hace dos años abrió el restaurante Bilbao a pocos metros de la plaza Bolognesi, en Tumbes, llevó a la feria gastronómica su cebiche crocante, una preparación inspirada en las tradicionales croquetas de mariscos vascas.
Sáez se considera cocinero desde siempre, pues en todo momento –y en diferentes labores- ha trabajado en restaurantes ´de su país. Estudió cocina en la Escuela de Hostelería de Leioa en la Universidad Vasca, trabajó en una arrocería en Valencia antes de asumir el cargo de chef en un restaurante tradicional vasco y de conocer a María Teresa Chávez, la tumbesina por la que dejó todo en España para venirse al Perú.
Ambos abrieron su restaurante Bilbao hace dos años, primero bajo un concepto de bar de tapas, pero rápidamente la cocina ganó terreno. Su cebiche crocante se convirtió en el favorito, hasta ocupar el podio del plato bandera de la casa. Curiosamente –reconoce el chef- esta preparación no es la preferida en el local que también tiene en Zorritos (en el Hotel Mango Costa Azul), donde el cebiche fresco es el más pedido.
DE BUENA MANO
El tercer premio anunciado el día del cierre de Perú, Mucho Gusto Tumbes (al mejor stand de artesanía) fue para la Asociación de Artesanos Chilimasa Tumbes, que agrupa actualmente a 22 tumbesinos especialistas en el trabajo manual con conchas y spondylus, calado en madera, fibra del tallo de plátano, bisutería, pintura al óleo y más.
Maritza Peña de Ramírez, su presidenta, fue la encargada de recibir el galardón al equipo que se organizó hace 8 años a iniciativa de un grupo de estudiantes universitarios que los animaron a iniciar una empresa de emprendedores y formar la asociación.
De todos los participantes en Perú Mucho Gusto Tumbes, son ellos los que más experiencia tienen en venta en ferias, pues reconocen que van a todas las que pueden. De hecho, ellos mismos venden sus productos en una pequeña feria ubicada a pocos metros del hotel Costa del Sol, en la plaza Bolognesi, en el centro de Tumbes.