Hacienda Monterico: un refugio campestre en la ciudad con una deliciosa carta de carnes y pollos a la brasa

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Todo eso está muy bien, pero hay dentro de Lima metropolitana una opción -todavía escondida para algunos- que combina lo mejor de toda esta experiencia con la cercanía que brinda estar en La Molina. La Hacienda Monterico (sí, una sola ‘r’) posee el espacio, las áreas verdes y el concepto gastronómico: todo, para hacernos sentir que rompemos un rato con la rutina y nos damos un momento de merecida paz.

Detrás de esta gigante operación (lo comprenderá una vez que cruce los portones de la propiedad, y se deje maravillar con la longitud de los bambúes y demás vegetación que la bordea) está Felipe Salkeld, heredero de una tradición que se remonta hasta cinco generaciones y data de más de un siglo, cuando la hacienda de su familia -lugar donde se ubica hoy este formato- estaba destinada a la actividad agrícola. Para finales de la década del 70, el inmenso local empezó a albergar eventos gastronómicos privados con cada vez más frecuencia.

Así, en 1992 la Hacienda Monterico se convirtió oficialmente en un restaurante campestre dentro de la ciudad. Su éxito se sostiene no solo en sus instalaciones, sino -principalmente- en su comida. Para Salkeld, su pollito bebé a la leña es motivo de especial orgullo: sazonado con el mínimo de ingredientes, la clave de su ‘jugosidad’ está en el tipo de cocción y la medida exacta de especias. Luego están las parrillas: lomo fino, cuadril, baby beef argentino, picaña americana, entraña y otros cortes (hay pollo y salmón, por si prefiere otros sabores) se pueden acompañar de hasta siete guarniciones. Obligatorias papas fritas y ensalada, o fetuccinis a la crema o al pesto, puré de papa y humeante arroz con choclo.

Mención aparte tienen los clásicos criollos. Sería un pecado irse de aquí sin haber probado el generoso lomo saltado, y lo mismo va por los anticuchos y hasta el choclito con queso al estilo ‘La Hacienda’ (con mantequilla y condimentos) que va bien con casi cualquier plato que se pida del menú. La próxima vez que planee una escapada con familia y amigos, recuerde que no tiene que irse tan lejos para vivir una estupenda aventura culinaria. //